Aunque hay muchas galerías clausuradas, también un buen porcentaje de la ciudad subterránea puede ser visitada por los turistas, ya sea entrando por la plaza San Gaetano o por la Via Santa Ana di Palazzo. En origen fueron usadas por los cristianos para huir de la persecución de un imperio pagano, pero también sirvieron de protección frente a bombardeos en la Segunda Guerra Mundial.

Gran zona verde de esparcimiento que funciona como pulmón de la ciudad y en la que se puede visitar tanto el zoológico Anton Dohrn como el acuario, que es el más antiguo del mundo.

Es fácil en esta ciudad costera tomar una embarcación para visitar alguna de las fascinantes islas italianas, Capri, Ischia, Procida y Vivara. Aunque el Mediterráneo no es un mar de difícil navegación, merece la pena consultar el estado de la mar antes de hacer planes.

El parque de atracciones más antiguo de Europa, que aunque permanece en un estado de conversación no del todo óptimo, conserva el encanto de lo clásico. En su interior se puede disfrutar de canchas de fútbol y tenis, bolera, multicines, y la piscina olímpica que acogió los Juegos Mediterráneos de 1963.

En la zona de San Gregorio Armeno, entre enero y noviembre, se puede disfrutar de una tradición navideña, ya que los napolitanos ofrecen una singular reproducción del Nazaret y Belén de la época de Jesucristo, con elaboradas estatuas y demás detalles decorativos. En cualquier otra época también se puede visitar la Basílica del mismo nombre y contemplar los frescos de Luca Giordano.