Yemen sigue siendo un destino desconocido para la mayor parte de la gente. Sin embargo, este país situado entre Arabia Saudí y Omán está lleno de maravillas. La región de Saná es una joya en la que los matices de sus colores y las escenas cotidianas te ofrecerán experiencias inolvidables. La vegetación exuberante y llena de variedad de los oasis, así como la aridez de los suelos desérticos, tapizan del país de manchas de colores cuya belleza rivaliza con la modestia de las familias que habitan en ellas. Más al sur, la ciudad de Shibam ofrece un contrapunto a toda la desértica zona que la rodea. Los centenares de edificios, declarados patrimonio mundial de la Unesco, parecen salir directamente del suelo, como un espejismo bajo un sol abrasador.
¡Bienvenido al país de las mil y una noches! El Yemen es un país rico en contrastes en el que el pasado se codea con el presente constantemente. El Yemen no ha perdido nada de su perfume de misterio y aventura.
Como país musulmán que es, el Yemen está muy vinculado a sus costumbres y tradiciones. Diferentes tribus jerarquizadas se comparten el país, cada una con una costumbre propia. Los orgullosos qabilí (hombres de las tribus yemeníes), armados hasta los dientes y con la mejilla abotagada del qat (tradicional estupefaciente narcótico), hacen que más de un turista se revuelva inquieto.
El Yemen es conocido por su cultura, especialmente su arte musical y su poesía. Esta última suele estar acompañada de la primera cantada. Otro arte típico es la arquitectura yemení. Esta ofrece un estilo árabe antiguo con ojivas y arcadas. Las mezquitas, los hammams y los zocos son ejemplos perfectos.
Por último, el Yemen es el país de la legendaria historia de la reina y el Reino de Saba. Los yemeníes hicieron que la reina fuese una auténtica musa para los poetas, capaz de infundir a los preocupados por la política el impulso revolucionario que permitiría restaurar el Reino de Saba.
El Yemen, todavía muy poco conocido, resulta ante los ojos del turista tan encantador como en los sueños del Lejano Oriente. El Yemen, país de las mil y una noches, se ha moldeado con una historia milenaria, atravesada por rutas legendarias, y posee una arquitectura única. Comarca de la reina de Saba y de un pueblo ancestral, ha conservado todo el encanto de su esplendor pasado, visible en cada esquina.
Cada región se ha apropiado una arquitectura en función del clima. La tierra es el material de las mesetas del este, Amrán y Sadá; la piedra el de la montaña, Jibla; la paja se utiliza en la parte «africana» de la Tihama; el adobe es la especialidad del Hadramaout y el ladrillo el de Zebid y Saná.
Además de los templos y mezquitas, los múltiples elementos decorativos, las aberturas y los pórticos finamente trabajados constituyen todo un encanto para los turistas. Varios yacimientos y monumentos yemeníes se incluyen en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Entre ellos, el emplazamiento natural del archipiélago de Socotra, los lugares culturales de la antigua ciudad de Shibam y su muro del recinto, el casco histórico de Saná así como la ciudad histórica de Zabid.
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