El Monumento al Sagrado Corazón de Jesús, con sus brazos abiertos, parece abrazar y proteger a la ciudad de Oviedo. Esta escultura, obra de Gerardo Zaragoza y Rafael Rodríguez Urrusti, es una de las más de un centenar de esculturas urbanas que pueden verse al visitar Oviedo. Sentémonos a sus pies y descansamos un rato antes de emprender el trayecto de vuelta.
Después del esfuerzo, algo de diversión
Volviendo hacia el centro de Oviedo, nos encontramos con varios restaurantes entre los cuales elegir. El Restaurante Parrilla Buenos Aires puede ser una buena opción para carnes y pescados, o tal vez la Sidrería Pichote, un local de referencia para probar la cocina asturiana, justo por debajo del Parque Purificación Tomás.
Después de comer, volvemos al hotel donde quedamos esta noche y descansamos un poco, quizás echando una siestecita, pero no por mucho tiempo ya que tenemos un divertido plan a última hora de la tarde: una ópera en el Teatro Campoamor.