


Este hotel, a pesar de tener cierto potencial, resulta algo decepcionante. Además, cuando llega la temporada alta, la relación calidad-precio es muy mala.
- Bien situado
Este hotel, a pesar de tener cierto potencial, resulta algo decepcionante. Además, cuando llega la temporada alta, la relación calidad-precio es muy mala.
El hotel Acacias St. Germain está a dos pasos de la Torre Montparnasse y de la estación de trenes SNCF, en una de las arterias comerciales más concurridas de este distrito. Las tiendas se suceden a lo largo de la calle Rennes en varios centenares de metros y no hay una igual a otra. Una vez hechas las compras, tienes oferta suficiente para otros placeres: cines, restaurantes, bares y discotecas... Las creperías tienen muy buena reputación, son el fruto de una gran inmigración bretona del oeste de Francia. Al final de la calle, el barrio latino te espera con los brazos abiertos y el jardín más conocido de París, el de Luxemburgo, está a dos pasos. Hay un aparcamiento público de pago en las proximidades. La parada de metro más cercana es Montparnasse-Bienvenue.
No será una estancia de lujo. En las habitaciones se nota el paso del tiempo y la decoración es pobre para un establecimiento con este potencial. Son más bien grandes y los techos son bastante altos. Las 41 habitaciones se reparten en dos categorías: estándar y superior. El minibar está lleno, el Wifi es gratuito, no hay aire acondicionado individual ni servicio de habitaciones. Los cuartos de baño están limpios y resplandecientes, la mayoría disponen de bañera y los demás, de ducha. El WC es independiente. Un gran armario permite colgar todas tus cosas y ordenar las maletas. La habitación da a un patio interior tranquilo. Los precios varían considerablemente según el periodo y en temporada alta, son exagerados.
Desde la acera, el establecimiento causa una gran impresión con su bella marquesina que da la bienvenida a los visitantes. Un pasillo de bonitos azulejos en el suelo los conduce hasta el mostrador de la recepción. El ambiente es más bien distinguido, lástima que el vestíbulo se limite a la silla del recepcionista. La sala del desayuno está en el sótano, en una pequeña sala embriagadora rodeada de espejos. Un pequeño patio interior permite tomar el café cuando llega el buen tiempo. El hotel, que ha cambiado de dueños recientemente, necesita una reforma.
masaje, salón de belleza, sauna, puesta en forma, EPA, baño turco
gimnasia, squash, fitness, deportes
El hotel está perfectamente situado, cerca de la estación de Montparnasse.
Un hotel de lo más clásico, no especialmente bonito aunque tampoco feo, perfectamente en la media, con una historia particular que agradará a los apasionados. Abierto en los años '20 como hotel, este establecimiento ha vivido las grandes guerras europeas del siglo XX. Los militares de la US Air Force lo ocuparon durante un corto período al final de la Segunda Guerra Mundial, a la espera de ser enviados a nuevas bases. Todavía hoy, el hotel acoge a los veteranos, sus hijos y sus nietos que vienen para recordar a sus antepasados.
Un atractivo hotel con muy buena ubicación, pero precios elevados.
Un establecimiento serio en un entorno animado.
Un tres estrellas desafortunadamente bastante básico, que parece haberse anclado en una decoración anticuada y algo triste.
Un establecimiento recién renovado en pleno Montparnasse
Al lado de Bon Marché, frente a uno de los emblemas de la elegancia de la Orilla Izquierda, dejando a un lado la Torre Eiffel, el Saint Placide es un hotelito de diseño al que le gusta definirse como "literario". De hecho, la literatura no pinta nada, o casi nada, a no ser la proximidad de Saint-Germain-des-Prés y de sus editoriales. En realidad, el hotel se caracteriza más por su estilo contemporáneo, como cualquier hotel-boutique que se precie. Pequeño, íntimo, casi secreto teniendo en cuenta su situación en una calle lateral, lo aconsejamos más a las parejas que a las familias. Situado frente a uno de los principales grandes almacenes parisinos, cerca de las Galerías Lafayette y Printemps, el hotel atrae a una clientela femenina, que visita París para irse de compras.
La Belle Juliette ofrece alojamiento de lujo, ambiente artístico, bienestar y relajación, ¡en el corazón de París! Con un elegante estilo contemporáneo bien refinado, diseñado por Anne Gelbard, e inspirado en la figura de Juliette Récamier, influyente mujer quien formara parte de importantes círculos literarios y políticos del siglo XIX, este es en definitiva un gran lugar para alojarse en París, ya sea por motivos de trabajo o de placer.
El hotel cuenta con un total de 34 habitaciones dobles de diversas categorías, así como agradables instalaciones: restaurante bar, spa, baño turco, piscina y sala de recepción. La Belle Juliette se destaca ante todo por su decoración interior, así como por su mobiliario, en donde cada objeto está fielmente pensado para cada espacio; de hecho cada planta está inspirada en un capitulo diferente de la vida de Madame Récamier. Por otro lado, La Belle Juliette posee un ambiente convival y artístico singular, ya que allí son regularmente organizados conciertos de arpa y de piano, así como exposiciones de fotografía, a los que tanto huéspedes como clientes exteriores pueden asistir.
Estamos ante un hotel de elegancia francesa y en el que no se tolera ninguna copia ni reproducción. El Bristol forma parte de los pocos hoteles de lujo parisinos que pertenecen a una familia europea (alemana) en lugar de a las grandes familias asiáticas o de los Emiratos Árabes Unidos. Elegante, distinguido y refinado, el Bristol antepone la calidad y la autenticidad de los objetos y materiales. Su restaurante gastronómico atrae a una clientela exigente y amante de la cocina de alta calidad.
El George V hace parte de los palacios parisinos más prestigiosos de la ciudad. Unos pasos dentro el establecimiento son suficientes para darse cuenta que entramos en un hotel donde lujo, perfección y voluptuosidad son la regla. Habitaciones de princesa, salones impresionantes, restaurante el que guía Michelin ha otorgado una estrella, no falta nada al George V para satisfacer a los clientes más exigentes. El diseñador de interior Pierre Yves Rochon se encargo en 1997 de reformar en totalidad el edificio, desde entonces sigue mejorando la decoración de acuerdo con el estilo XVIII siglo.
El último de los palacios parisinos abrió sus puertas el 1 de agosto de 2014. La elegancia y la sofisticación francesa casan a la perfección con el refinamiento asiático en un magnífico edificio de 1908. He aquí el primer establecimiento del grupo Peninsula en Francia y Europa.
Hicieron falta cinco edificios Haussmann para dar vida al Park Hyatt Paris Vendôme, el primer hotel de lujo de la capital concebido con un estilo contemporáneo. En este hotel, la comodidad, la elegancia y un servicio impecable se unen a un diseño más joven y moderno.
Un establecimiento de alta categoría ideal para personajes famosos y estrellas de cine que busquen un poco de discreción. La Réserve Paris se preocupa por la confidencialidad. También se organizan eventos privados.
El Meurice es uno de los mejores establecimientos de París. Su decoración contemporánea y típicamente parisina es obra de Philippe Starck y su hija. Se trata de un lugar exclusivo: el restaurante principal del hotel, Le Meurice, está dirigido por el chef Yannick Alléno, que ha recibido 3 estrellas. No hace falta decir que es uno de los puntos culminantes de la estancia en este hotel. Su ubicación es ideal, justo delante del Jardín de las Tullerías. Las habitaciones están decoradas con gusto y el servicio es impecable.
El W Paris - Opéra finalmente abrió sus puertas el 28 de febrero de 2012. Así, la marca de Starwood ligada a la moda y a las tendencias se asegura un establecimiento de prestigio en París.
El hotel, situado en un edificio del siglo XIX, salta a la vista. Diseño y modernidad se combinan junto con un toque conceptual. Mejor pedir explicaciones al diseñador, ya que es difícil captar el mensaje de otra forma; aunque está claro que el W Paris-Opéra gira alrededor de un tema: The Spark. El establecimiento se define en este "centelleo", creando una unión ficticia entre el primer hotel de Nueva York y su hermano pequeño parisino.
En el corazón de la ópera, el W ya cuenta con los amantes de la marca y espera que el boca a oreja lo convierta en the place to be del barrio, junto con su restaurante y su bar.
Como anuncia el propio eslogan, este hotel es "Votre adresse à Paris" (Tu establecimiento en París): de hecho, no existen demasiados lugares como este en la capital. La diferencia entre una estancia agradable y una memorable reside en los detalles y, sin lugar a dudas, recordarás con emoción tu paso por el Vendôme. Nada más entrar, te recibirán unos porteros tan sonrientes que te sentirás como si fueses el cliente más importante del hotel. Tanto si vas por negocios como por turismo, este hotel boutique satisfará todas tus necesidades con estilo y elegancia.