

Un clásico de la hostelería estadounidense junto a las catacumbas parisinas.
Un clásico de la hostelería estadounidense junto a las catacumbas parisinas.
Situado al principio de la avenida del Général Leclerc, junto a la plaza Denfert-Rochereau y su acceso a las catacumbas, el hotel goza de las ventajas de un barrio relativamente animado. La calle Daguerre, repleta de comercios, se encuentra en la otra acera de la avenida. Esta parte del bulevar cuenta con numerosos cafés y cervecerías, así como con numerosos comercios. Está bien comunicado con el centro de París y los aeropuertos gracias al RER B, a la línea 4 y a los autobuses que paran en la plaza Denfert-Rochereau. En cuanto a lugares culturales, también está cerca de la fundación Cartier de arte contemporáneo.
Si no tenemos en cuenta los colores del mobiliario y los tejidos, un poco anticuados, las habitaciones son relativamente espaciosas y luminosas. Los únicos elementos de decoración son un televisor de pantalla plana, no muy bien situado al lado de la ventana, y un cuadro abstracto (demasiado azul) encima de la cama. El cuarto de baño, con bañera, es normal, pero los wc están separados. Algunas habitaciones dan a un pequeño vestíbulo con una ducha independiente.
Renovado en 2004, el hotel no se desmarca de la línea de fabricación de Best Western. Una gama de colores básica: rojo, azul marino y amarillo, a la que le falta un poco de personalidad. Un vestíbulo sin gran envergadura, pero recibimiento acogedor. Un pequeño ascensor te lleva a cada piso. De nuevo, no le vendría mal un poco de frescor a la moqueta de los pasillos. En el sótano, una sala del desayuno decorada con motivos campestres y sin ventanas no es recomendable para las personas que sufran de claustrofobia.
masaje, EPA, baño turco
golf, deportes
Este pequeño hotel, inaugurado en 2001, está situado en los límites del barrio de Montparnasse. A este pequeño establecimiento modesto y discreto no le faltan recursos. Está situado justo al lado de Denfert Rochereau, un centro de actividades de la capital, pero alejado de los circuitos turísticos. No es demasiado lujoso, pero ofrece unas prestaciones más que convenientes, y parece ideal para las parejas jóvenes que tengan un presupuesto ajustado para estancias cortas. Luminoso y colorido, el lugar ofrece una nota de alegría nada despreciable. Sin embargo, se trata de un cuatro estrellas modesto, a imagen de sus precios.
Un hotel juvenil y a la moda, directamente salido de las catatumbas.
Un hotel de dos estrellas modesto, muy bien ubicado entre la Puerta de Orléans y el parque Montsouris.
Este hotel, que abrió sus puertas hace casi cuarenta años, no ha disminuido su prestigio.
En este establecimiento situado en un eje de circulación muy concurrido y bien comunicado reina un ambiente de albergue de juventud.
Muy cerca del ayuntamiento del distrito 14, este hotel no tiene grandes pretensiones pero está bien cuidado.
Se trata de un hotel de categoría estándar con una ubicación estratégica, entre la Porte d'Orléans y la Gare Montparnasse.
Se trata de un hotel correcto. El trato es personalizado gracias a la simpática pareja de propietarios.
Estamos ante un hotel de elegancia francesa y en el que no se tolera ninguna copia ni reproducción. El Bristol forma parte de los pocos hoteles de lujo parisinos que pertenecen a una familia europea (alemana) en lugar de a las grandes familias asiáticas o de los Emiratos Árabes Unidos. Elegante, distinguido y refinado, el Bristol antepone la calidad y la autenticidad de los objetos y materiales. Su restaurante gastronómico atrae a una clientela exigente y amante de la cocina de alta calidad.
El George V hace parte de los palacios parisinos más prestigiosos de la ciudad. Unos pasos dentro el establecimiento son suficientes para darse cuenta que entramos en un hotel donde lujo, perfección y voluptuosidad son la regla. Habitaciones de princesa, salones impresionantes, restaurante el que guía Michelin ha otorgado una estrella, no falta nada al George V para satisfacer a los clientes más exigentes. El diseñador de interior Pierre Yves Rochon se encargo en 1997 de reformar en totalidad el edificio, desde entonces sigue mejorando la decoración de acuerdo con el estilo XVIII siglo.
El último de los palacios parisinos abrió sus puertas el 1 de agosto de 2014. La elegancia y la sofisticación francesa casan a la perfección con el refinamiento asiático en un magnífico edificio de 1908. He aquí el primer establecimiento del grupo Peninsula en Francia y Europa.
Hicieron falta cinco edificios Haussmann para dar vida al Park Hyatt Paris Vendôme, el primer hotel de lujo de la capital concebido con un estilo contemporáneo. En este hotel, la comodidad, la elegancia y un servicio impecable se unen a un diseño más joven y moderno.
El W Paris - Opéra finalmente abrió sus puertas el 28 de febrero de 2012. Así, la marca de Starwood ligada a la moda y a las tendencias se asegura un establecimiento de prestigio en París.
El hotel, situado en un edificio del siglo XIX, salta a la vista. Diseño y modernidad se combinan junto con un toque conceptual. Mejor pedir explicaciones al diseñador, ya que es difícil captar el mensaje de otra forma; aunque está claro que el W Paris-Opéra gira alrededor de un tema: The Spark. El establecimiento se define en este "centelleo", creando una unión ficticia entre el primer hotel de Nueva York y su hermano pequeño parisino.
En el corazón de la ópera, el W ya cuenta con los amantes de la marca y espera que el boca a oreja lo convierta en the place to be del barrio, junto con su restaurante y su bar.
Un establecimiento de alta categoría ideal para personajes famosos y estrellas de cine que busquen un poco de discreción. La Réserve Paris se preocupa por la confidencialidad. También se organizan eventos privados.
El Meurice es uno de los mejores establecimientos de París. Su decoración contemporánea y típicamente parisina es obra de Philippe Starck y su hija. Se trata de un lugar exclusivo: el restaurante principal del hotel, Le Meurice, está dirigido por el chef Yannick Alléno, que ha recibido 3 estrellas. No hace falta decir que es uno de los puntos culminantes de la estancia en este hotel. Su ubicación es ideal, justo delante del Jardín de las Tullerías. Las habitaciones están decoradas con gusto y el servicio es impecable.
Como anuncia el propio eslogan, este hotel es "Votre adresse à Paris" (Tu establecimiento en París): de hecho, no existen demasiados lugares como este en la capital. La diferencia entre una estancia agradable y una memorable reside en los detalles y, sin lugar a dudas, recordarás con emoción tu paso por el Vendôme. Nada más entrar, te recibirán unos porteros tan sonrientes que te sentirás como si fueses el cliente más importante del hotel. Tanto si vas por negocios como por turismo, este hotel boutique satisfará todas tus necesidades con estilo y elegancia.