El hotel solamente cuenta con 39 habitaciones repartidas por las 6 plantas del edificio que data del siglo XIX. La decoración de las tres categorías (individuales, dobles y triples) es muy similar; se diferencian entre ellas por sus dimensiones y su acondicionamiento. Las habitaciones situadas en las esquinas del edificio contienen balcón y son comunicantes por lo que son ideales para las familias. En estas habitaciones, el cuarto de baño también está en la esquina y dispone de una ventana que le da luminosidad.
Las habitaciones dobles, con una superficie a partir de los 20 m2, son amplias, sobre todo si se tienen en cuenta los criterios parisinos. Por último, las habitaciones situadas en la cuarta y quinta plantas contienen un bonito balcón de hierro forjado.
Todas las habitaciones dan al bulevar Saint Michel, siempre muy animado y ruidoso, aunque el doble acristalamiento es muy eficaz. Olvídate de abrir la ventana, sobre todo en verano, ya que la circulación es infernal. Por suerte, las habitaciones están equipadas con aire acondicionado.
La decoración es en general bastante clásica, con moqueta y una iluminación tamizada. El conjunto es agradable aunque poco original.
Nos gusta: las habitaciones bajo los techos de la sexta planta, con ventanas de ojo de buey que se abren sobre los tejados de París. Son más pequeñas, menos luminosas, ¡pero tan atractivas! En particular, la habitación 603 goza de una situación privilegiada desde la que se puede ver lo alto de la Torre Eiffel. El problema de estas buhardillas es que las ventanas de ojo de buey son muy antiguas y no disponen de doble acristalamiento, por lo que las habitaciones son más ruidosas.