


Resulta imposible no sucumbir a los encantos del Charma, un hotel que ha sabido combinar elegancia y un estilo retro modernizado.
Resulta imposible no sucumbir a los encantos del Charma, un hotel que ha sabido combinar elegancia y un estilo retro modernizado.
A tan sólo unos metros de la Cours de Vincennes y de la línea 1 de metro, está claro que el hotel no está en pleno centro de París, aunque puedes ir fácilmente a sus principales atracciones. Cerca de la plaza Nation, las principales líneas de metro y de trenes regionales (RER) están casi a las puertas del hotel. Vincennes, con su bosque y su castillo, no está nada lejos y resulta un lugar ideal para dar un paseo bucólico. Si quieres picar algo, en el bulevar Voltaire o la calle Faubourg Saint-Antoine hay algunos buenos restaurantes sin florituras donde puedes encontrar deliciosas especialidades de la cocina francesa. Los principiantes de la buena cocina italiana estarán encantados con el restaurante "Stracciatella", justo delante de la calle del hotel, en la Cours de Vincennes.
En estas viejas fincas de los años veinte, la arquitectura irregular de las habitaciones ha ido adquiriendo un cierto encanto. Todas, con una distribución diferente, son un nidito de originalidad: hay estancias con pasillos, paredes inclinadas o incluso algunas están abuhardilladas, bajo el techo mismo del inmueble. Las palabras clave para describirlo son elegancia y sobriedad. Recubiertas con parqué oscuro (y rara vez moqueta), albergan aspectos modernos, como los paneles de colores. Los hay en rojo o recubiertos de un bello papel a rayas en tonos amarillos y azules. Dan vida a unas habitaciones que ya son claras de por sí. Los cubrecamas blancos y un mobiliario casi negro completan ese toque tan distinguido y chic. Las habitaciones están decoradas con fotos artísticas de París y los espacios exteriores de cada planta retoman esa temática con fotos o cuadros impresionistas de algunos monumentos. Con unas habitaciones de refinamiento máximo, los cuartos de baño embaldosados en tonos claros tienen juntas de color que te recuerdan los colores que reinan en el dormitorio. También es destacable el uso de ladrillos de cristal entre ambos espacios, solución que aporta mucha luminosidad. Una de las habitaciones incluso tiene un cierto encanto pasado de moda: un papel decorado con motivos campestres en rojo muy retro. Otra, totalmente ornamentada en blanco, se suele reservar a las parejas recién casadas. Las habitaciones disponen de minibar, caja de seguridad y conexión a Internet inalámbrica, aunque sólo llegue a las plantas inferiores.
Una finca que desde el exterior no refleja su auténtico valor, ubicada entre una casa particular y otro hotel. Pero en cuanto abres la puerta, sucumbes al encanto del Charma. La columna vertebral del inmueble es su magnífico ascensor de jaula antiguo, hecho de metal y madera, abrazado por una escalera de caracol también de madera. Los propietarios están muy orgullosos de ese conjunto. Son un vestigio de las fincas antiguas parisinas tal como te las imaginas, pero que cada vez abundan menos. Pero la elegancia del Charma no se acaba ahí. La decoración juega muy bien con la mezcla sutil de elementos clásicos y modernos. Por un lado, una capa brillante a la antigua y un poco retro cubren los plafones. Por el otro, hay luces azules que acarician las paredes y aportan una iluminación que crea una mayor sensación de amplitud. La recepción está tapizada con bellas paredes en paneles de madera con generosos tonos negros, rojos y burdeos. La sala de desayunos, con un mobiliario negro y gris muy sobrio, y paredes cubiertas de papel que imita las molduras antiguas (y que tanto están de moda), revela mucha clase. Es imprescindible visitar el patio interior, donde sombrillas y mesas de jardín invitan al relax en las vísperas más calurosas.
Honnêtement, pour moins de 50 euros la nuit, il n'y a rien à dire. Chambre propre, TV avec Canal, situation toute proche de la place de la Nation et du métro ligne 1 (Porte de Vincennes). En plus, c'est calme et l'équipe est sympa!
Le prix, le calme et la situation.
Les chambres sont certes simples, mais propres et fonctionnelles. En revanche, le petit déjeuner est cher (9-10 euros), pour un choix très limité.
Mon avis est un peu plus sévère que la moyenne des autres avis. Les chambres sont propres mais sans plus, il ne faut pas être très exigeant, le personnel pas aimable, les chambres sont très peu insonorisées, le bruit des espaces communs s'entend très bien dans les chambres.
emplacement stratégique à côté du métro : parfait
pas très propre bruyant
Hôtel très sympathique, très bon rapport qualité/prix, jus te à côté de la ligne 1 (porte de Vincennes).
Rapport qualité/prix, chambre spacieuse, pas bruyant, très bel ascenseur du début du XX siècle.
Pas d'accès pour les personnes à mobilité réduite.
Magníficas habitaciones de inmaculado blanco, con edredones muy modernos. El hotel está regenteado por un caballero británico que se ha ocupado de acondicionar un acogedor bar en el sótano.
Hotel en un bonito edificio Art Déco con pequeñas habitaciones de suelo de parqué, muy cómodas y sin grandes lujos.
En el entorno tranquilo de Nation, un establecimiento con un encanto a la antigua, en el que podemos disfrutar a gusto de un pequeño jardín.
Un barrio que tienes que descubrir...
Un hotel que merece la pena, es realmente encantador y con una decoración refinada.
La mayoría de las habitaciones de este hotel no tienen cuarto de baño. A pesar de que los precios son muy asequibles, la decoración no deja de ser original. Es perfecto.
¡Recién renovado!
Un Campanille de lo más original y atípico, muy agradable. El patio interior aporta una dosis de frescor muy placentera. El punto fuerte es el trato.
Estamos ante un hotel de elegancia francesa y en el que no se tolera ninguna copia ni reproducción. El Bristol forma parte de los pocos hoteles de lujo parisinos que pertenecen a una familia europea (alemana) en lugar de a las grandes familias asiáticas o de los Emiratos Árabes Unidos. Elegante, distinguido y refinado, el Bristol antepone la calidad y la autenticidad de los objetos y materiales. Su restaurante gastronómico atrae a una clientela exigente y amante de la cocina de alta calidad.
El George V hace parte de los palacios parisinos más prestigiosos de la ciudad. Unos pasos dentro el establecimiento son suficientes para darse cuenta que entramos en un hotel donde lujo, perfección y voluptuosidad son la regla. Habitaciones de princesa, salones impresionantes, restaurante el que guía Michelin ha otorgado una estrella, no falta nada al George V para satisfacer a los clientes más exigentes. El diseñador de interior Pierre Yves Rochon se encargo en 1997 de reformar en totalidad el edificio, desde entonces sigue mejorando la decoración de acuerdo con el estilo XVIII siglo.
El último de los palacios parisinos abrió sus puertas el 1 de agosto de 2014. La elegancia y la sofisticación francesa casan a la perfección con el refinamiento asiático en un magnífico edificio de 1908. He aquí el primer establecimiento del grupo Peninsula en Francia y Europa.
Hicieron falta cinco edificios Haussmann para dar vida al Park Hyatt Paris Vendôme, el primer hotel de lujo de la capital concebido con un estilo contemporáneo. En este hotel, la comodidad, la elegancia y un servicio impecable se unen a un diseño más joven y moderno.
El W Paris - Opéra finalmente abrió sus puertas el 28 de febrero de 2012. Así, la marca de Starwood ligada a la moda y a las tendencias se asegura un establecimiento de prestigio en París.
El hotel, situado en un edificio del siglo XIX, salta a la vista. Diseño y modernidad se combinan junto con un toque conceptual. Mejor pedir explicaciones al diseñador, ya que es difícil captar el mensaje de otra forma; aunque está claro que el W Paris-Opéra gira alrededor de un tema: The Spark. El establecimiento se define en este "centelleo", creando una unión ficticia entre el primer hotel de Nueva York y su hermano pequeño parisino.
En el corazón de la ópera, el W ya cuenta con los amantes de la marca y espera que el boca a oreja lo convierta en the place to be del barrio, junto con su restaurante y su bar.
Un establecimiento de alta categoría ideal para personajes famosos y estrellas de cine que busquen un poco de discreción. La Réserve Paris se preocupa por la confidencialidad. También se organizan eventos privados.
El Meurice es uno de los mejores establecimientos de París. Su decoración contemporánea y típicamente parisina es obra de Philippe Starck y su hija. Se trata de un lugar exclusivo: el restaurante principal del hotel, Le Meurice, está dirigido por el chef Yannick Alléno, que ha recibido 3 estrellas. No hace falta decir que es uno de los puntos culminantes de la estancia en este hotel. Su ubicación es ideal, justo delante del Jardín de las Tullerías. Las habitaciones están decoradas con gusto y el servicio es impecable.
Como anuncia el propio eslogan, este hotel es "Votre adresse à Paris" (Tu establecimiento en París): de hecho, no existen demasiados lugares como este en la capital. La diferencia entre una estancia agradable y una memorable reside en los detalles y, sin lugar a dudas, recordarás con emoción tu paso por el Vendôme. Nada más entrar, te recibirán unos porteros tan sonrientes que te sentirás como si fueses el cliente más importante del hotel. Tanto si vas por negocios como por turismo, este hotel boutique satisfará todas tus necesidades con estilo y elegancia.