


Este hotel, que abrió sus puertas hace casi cuarenta años, no ha disminuido su prestigio.
Este hotel, que abrió sus puertas hace casi cuarenta años, no ha disminuido su prestigio.
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Situado al principio de la avenue du Général Leclerc, junto a la place Denfert-Rochereau y su acceso a las catacumbas, el hotel goza de las ventajas de un barrio relativamente animado. La rue Daguerre, repleta de comercios, se encuentra en la otra acera de la avenida. Esta parte del bulevar cuenta con numerosos cafés y cervecerías, así como numerosos comercios. Está bien comunicado con el centro de París y los aeropuertos gracias al RER B, a la línea 4 y a los autobuses que paran en la place Denfert-Rochereau. En cuanto a lugares culturales, también está cerca de la fundación Cartier de arte contemporáneo.
Las tres categorías de habitaciones (desde la sencilla a la familiar) se han renovado por completo: con nuevos tejidos en las paredes, de tonalidades que van desde el blanco roto hasta el amarillo. Las camas se cambiaron en 2008 y, las colchas y las cortinas combinan con colores verde y pimienta. Disponen de una TV de pantalla plana de buen tamaño para esta categoría (el salón cuenta con una pantalla gigante). En cuanto a los cuartos de baño: las sencillas están equipadas con ducha, las dobles con bañera. Cabe destacar que, en los pisos 7 y 8, las habitaciones tienen vistas a todo París. El único inconveniente es si abres las ventanas: hay mucho ruido procedente de la place Denfert-Rochereau.
Una vez que pasas la discreta entrada, la escalera de mármol negro y los espejos conducen a la recepción. La clientela, que en algunos casos conoce el establecimiento desde hace veinte años, es recibida con un trato amable. Mientras que el ambiente familiar no ha cambiado, las infraestructuras están siempre en constante renovación. El año pasado se renovaron tres de los ocho pisos. El resto está planeado hacerlo este año. Los pasillos son bastante amplios y cuentan con un bonito suelo de madera. Únicamente la iluminación automática resulta un tanto lenta.
tenis
Un clásico de la hostelería estadounidense junto a las catacumbas parisinas.
Un hotel juvenil y a la moda, directamente salido de las catatumbas.
Un hotel de dos estrellas modesto, muy bien ubicado entre la Puerta de Orléans y el parque Montsouris.
En este establecimiento situado en un eje de circulación muy concurrido y bien comunicado reina un ambiente de albergue de juventud.
Un establecimiento agradable con un estilo acogedor, que huye del frenesí de la Puerta de Orleans.
Ubicado discretamente detrás de la Porte d'Orléans, encontramos este dos estrellas que cuida su estilo.
Se trata de un hotel correcto. El trato es personalizado gracias a la simpática pareja de propietarios.
Entre Alesia y Pernety, un establecimiento al que le vendría bien un lavado de cara.
Estamos ante un hotel de elegancia francesa y en el que no se tolera ninguna copia ni reproducción. El Bristol forma parte de los pocos hoteles de lujo parisinos que pertenecen a una familia europea (alemana) en lugar de a las grandes familias asiáticas o de los Emiratos Árabes Unidos. Elegante, distinguido y refinado, el Bristol antepone la calidad y la autenticidad de los objetos y materiales. Su restaurante gastronómico atrae a una clientela exigente y amante de la cocina de alta calidad.
El George V hace parte de los palacios parisinos más prestigiosos de la ciudad. Unos pasos dentro el establecimiento son suficientes para darse cuenta que entramos en un hotel donde lujo, perfección y voluptuosidad son la regla. Habitaciones de princesa, salones impresionantes, restaurante el que guía Michelin ha otorgado una estrella, no falta nada al George V para satisfacer a los clientes más exigentes. El diseñador de interior Pierre Yves Rochon se encargo en 1997 de reformar en totalidad el edificio, desde entonces sigue mejorando la decoración de acuerdo con el estilo XVIII siglo.
El último de los palacios parisinos abrió sus puertas el 1 de agosto de 2014. La elegancia y la sofisticación francesa casan a la perfección con el refinamiento asiático en un magnífico edificio de 1908. He aquí el primer establecimiento del grupo Peninsula en Francia y Europa.
Hicieron falta cinco edificios Haussmann para dar vida al Park Hyatt Paris Vendôme, el primer hotel de lujo de la capital concebido con un estilo contemporáneo. En este hotel, la comodidad, la elegancia y un servicio impecable se unen a un diseño más joven y moderno.
Un establecimiento de alta categoría ideal para personajes famosos y estrellas de cine que busquen un poco de discreción. La Réserve Paris se preocupa por la confidencialidad. También se organizan eventos privados.
El Meurice es uno de los mejores establecimientos de París. Su decoración contemporánea y típicamente parisina es obra de Philippe Starck y su hija. Se trata de un lugar exclusivo: el restaurante principal del hotel, Le Meurice, está dirigido por el chef Yannick Alléno, que ha recibido 3 estrellas. No hace falta decir que es uno de los puntos culminantes de la estancia en este hotel. Su ubicación es ideal, justo delante del Jardín de las Tullerías. Las habitaciones están decoradas con gusto y el servicio es impecable.
El W Paris - Opéra finalmente abrió sus puertas el 28 de febrero de 2012. Así, la marca de Starwood ligada a la moda y a las tendencias se asegura un establecimiento de prestigio en París.
El hotel, situado en un edificio del siglo XIX, salta a la vista. Diseño y modernidad se combinan junto con un toque conceptual. Mejor pedir explicaciones al diseñador, ya que es difícil captar el mensaje de otra forma; aunque está claro que el W Paris-Opéra gira alrededor de un tema: The Spark. El establecimiento se define en este "centelleo", creando una unión ficticia entre el primer hotel de Nueva York y su hermano pequeño parisino.
En el corazón de la ópera, el W ya cuenta con los amantes de la marca y espera que el boca a oreja lo convierta en the place to be del barrio, junto con su restaurante y su bar.
Como anuncia el propio eslogan, este hotel es "Votre adresse à Paris" (Tu establecimiento en París): de hecho, no existen demasiados lugares como este en la capital. La diferencia entre una estancia agradable y una memorable reside en los detalles y, sin lugar a dudas, recordarás con emoción tu paso por el Vendôme. Nada más entrar, te recibirán unos porteros tan sonrientes que te sentirás como si fueses el cliente más importante del hotel. Tanto si vas por negocios como por turismo, este hotel boutique satisfará todas tus necesidades con estilo y elegancia.