


De "gran hotel" le queda poco más que el nombre: un trato que deja mucho que desear, instalaciones poco cuidadas...
De "gran hotel" le queda poco más que el nombre: un trato que deja mucho que desear, instalaciones poco cuidadas...
El hotel está ligeramente más abajo del trepidante y noctámbulo barrio de las Grandes Avenidas. Famoso por sus pasajes parisinos, también destaca por sus bares, restaurantes, salas de cine y discotecas. La animación se extiende hasta las proximidades del hotel y la multitud de comercios configuran un paisaje cosmopolita y pintoresco. Para los principiantes en comida tradicional francesa rápida, la muy conocida (y a menudo llena) cervecería "Chez Chartier" está a tan solo unos pasos en un entorno único. Metro más cercano: Le Peletier.
Las 44 habitaciones del hotel tienen la misma categoría (estándar). Son luminosas y tienen una decoración bastante limitada compuesta únicamente por dos cuadros. El conjunto está un poco desangelado y sus servicios son mínimos: no hay aire acondicionado ni conexión a Internet, aunque en recepción sí hay cajas de seguridad (de pago). Los cuartos de baño, más bien amplios, tienen ducha o bañera.
Es difícil pasar por alto el hotel: su fachada verde rompe con el gris parisino habitual. Alza la vista y verás que todo el edificio sigue más o menos el mismo tono. La recepción está en un pequeño salón que hay al final del pasillo a mano derecha. A la izquierda se observa una acogedora sala de desayunos. Pero baja tus expectativas a partir de ahí: el trato y el servicio del personal de recepción son pésimos. Resulta agradable circular por las zonas comunes de las diferentes plantas.
hotel sucio !
sucio, polvo en cada rincones
Bien ubicado, el hotel roza el prestigio.
Un lugar con encanto en un barrio animado.
Un hotel con encanto y una buena relación calidad-precio.
Un hotel intimista al que no le falta encanto.
Un establecimiento con buenos servicios situado cerca de los Grands Boulevards.
Un pequeño hotel de barrio, serio y bien situado.
Un establecimiento correcto de barrio.
Un establecimiento excepcional en un barrio animado.
Estamos ante un hotel de elegancia francesa y en el que no se tolera ninguna copia ni reproducción. El Bristol forma parte de los pocos hoteles de lujo parisinos que pertenecen a una familia europea (alemana) en lugar de a las grandes familias asiáticas o de los Emiratos Árabes Unidos. Elegante, distinguido y refinado, el Bristol antepone la calidad y la autenticidad de los objetos y materiales. Su restaurante gastronómico atrae a una clientela exigente y amante de la cocina de alta calidad.
El George V hace parte de los palacios parisinos más prestigiosos de la ciudad. Unos pasos dentro el establecimiento son suficientes para darse cuenta que entramos en un hotel donde lujo, perfección y voluptuosidad son la regla. Habitaciones de princesa, salones impresionantes, restaurante el que guía Michelin ha otorgado una estrella, no falta nada al George V para satisfacer a los clientes más exigentes. El diseñador de interior Pierre Yves Rochon se encargo en 1997 de reformar en totalidad el edificio, desde entonces sigue mejorando la decoración de acuerdo con el estilo XVIII siglo.
El último de los palacios parisinos abrió sus puertas el 1 de agosto de 2014. La elegancia y la sofisticación francesa casan a la perfección con el refinamiento asiático en un magnífico edificio de 1908. He aquí el primer establecimiento del grupo Peninsula en Francia y Europa.
Hicieron falta cinco edificios Haussmann para dar vida al Park Hyatt Paris Vendôme, el primer hotel de lujo de la capital concebido con un estilo contemporáneo. En este hotel, la comodidad, la elegancia y un servicio impecable se unen a un diseño más joven y moderno.
El W Paris - Opéra finalmente abrió sus puertas el 28 de febrero de 2012. Así, la marca de Starwood ligada a la moda y a las tendencias se asegura un establecimiento de prestigio en París.
El hotel, situado en un edificio del siglo XIX, salta a la vista. Diseño y modernidad se combinan junto con un toque conceptual. Mejor pedir explicaciones al diseñador, ya que es difícil captar el mensaje de otra forma; aunque está claro que el W Paris-Opéra gira alrededor de un tema: The Spark. El establecimiento se define en este "centelleo", creando una unión ficticia entre el primer hotel de Nueva York y su hermano pequeño parisino.
En el corazón de la ópera, el W ya cuenta con los amantes de la marca y espera que el boca a oreja lo convierta en the place to be del barrio, junto con su restaurante y su bar.
Un establecimiento de alta categoría ideal para personajes famosos y estrellas de cine que busquen un poco de discreción. La Réserve Paris se preocupa por la confidencialidad. También se organizan eventos privados.
El Meurice es uno de los mejores establecimientos de París. Su decoración contemporánea y típicamente parisina es obra de Philippe Starck y su hija. Se trata de un lugar exclusivo: el restaurante principal del hotel, Le Meurice, está dirigido por el chef Yannick Alléno, que ha recibido 3 estrellas. No hace falta decir que es uno de los puntos culminantes de la estancia en este hotel. Su ubicación es ideal, justo delante del Jardín de las Tullerías. Las habitaciones están decoradas con gusto y el servicio es impecable.
Como anuncia el propio eslogan, este hotel es "Votre adresse à Paris" (Tu establecimiento en París): de hecho, no existen demasiados lugares como este en la capital. La diferencia entre una estancia agradable y una memorable reside en los detalles y, sin lugar a dudas, recordarás con emoción tu paso por el Vendôme. Nada más entrar, te recibirán unos porteros tan sonrientes que te sentirás como si fueses el cliente más importante del hotel. Tanto si vas por negocios como por turismo, este hotel boutique satisfará todas tus necesidades con estilo y elegancia.