


Un trato de reyes en el que es posible cocinar.
Un trato de reyes en el que es posible cocinar.
El hotel se encuentra en un barrio mítico para la historia de París, en la misma calle que la Universidad de París-La Sorbona donde se iniciaron los sucesos de mayo del '68 que cambiaron el rumbo de Francia. Desde entonces, la juventud parisina frecuenta mucho esta tranquila zona. En las proximidades del hotel se suceden numerosos bares y restaurantes. Además, se puede llegar a pie a la montaña Santa Genoveva y visitar uno de los lugares más destacados del barrio latino: el Panteón. El hotel se encuentra en una calle sin salida, muy tranquila. Metro más cercano: Maubert Mutualité.
Todas las habitaciones llevan el nombre de un personaje ilustre de la historia de Francia: Montaigne, Luís XIII, Rabelais, etc. El establecimiento dispone de 13 habitaciones, todas ellas con la misma particularidad: ya sean de categoría Estándar o Superior, todas están equipadas con una cocina, con su nevera, etc. Gracias a ella podrás ser totalmente independiente a la hora de comer. Mientras haces la sobremesa puedes apreciar la decoración impecable como por ejemplo, la enorme cama con su dosel. El aire acondicionado es individual, y el wifi y la caja fuerte son gratuitos. Un lugar embriagador que ofrece un régimen de alojamiento interesante.
Hay que estar atento para ver el cartel escondido entre las diferentes decoraciones de la entrada y los balcones con flores. Sin embargo, el hotel está situado en un edificio con un bonito aspecto y mucho encanto. La entrada es íntima y haciéndole frente un cómodo salón abre sus puertas. Sofás, alfombra en el suelo, estanterías llenas de libros, etc. La chimenea está dominada por el retrato de Enrique IV que da nombre al hotel. El propietario parece ser un apasionado de la Edad Media o de los tiempos antiguos ya que hay muchos objetos y referencias aristocráticas por todas partes.
Un bonito establecimiento en este barrio cuya animación te puede encantar o cansar. Un lugar a la vez sencillo y clásico.
Un establecimiento serio, con habitaciones convencionales.
Una modernización progresiva que no acaba de terminar.
Este pequeño hotel es una grata sorpresa. Algunas habitaciones se han renovado con un estilo moderno y elegante y son encantadoras.
Precioso hotel con un estilo Belle Époque y un fuerte acento romántico. En él reina un encanto antiguo. Espléndidas vistas de numerosos monumentos importantes.
Este hotel ofrece buenas prestaciones en un marco a la vez moderno y retro, en pleno corazón del barrio latino donde no faltan la animación ni los restaurantes.
Un establecimiento muy bueno a pesar de que las habitaciones son pequeñas.
Este hotel, ubicado en un inmueble construido a finales del siglo XIX e inaugurado en 2001, parece una sala inglesa de fumadores, con sus sillones de cuero y sus tejidos de cuadros. Situado en medio del triángulo dorado de las universidades parisinas, a dos pasos del prestigioso Collège de France, el hotel parece un lugar de paso obligado tanto para los profesores como para los visitantes de la capital. De hecho, su clientela internacional es muy variada, compuesta especialmente por parejas y familias.
Estamos ante un hotel de elegancia francesa y en el que no se tolera ninguna copia ni reproducción. El Bristol forma parte de los pocos hoteles de lujo parisinos que pertenecen a una familia europea (alemana) en lugar de a las grandes familias asiáticas o de los Emiratos Árabes Unidos. Elegante, distinguido y refinado, el Bristol antepone la calidad y la autenticidad de los objetos y materiales. Su restaurante gastronómico atrae a una clientela exigente y amante de la cocina de alta calidad.
El George V hace parte de los palacios parisinos más prestigiosos de la ciudad. Unos pasos dentro el establecimiento son suficientes para darse cuenta que entramos en un hotel donde lujo, perfección y voluptuosidad son la regla. Habitaciones de princesa, salones impresionantes, restaurante el que guía Michelin ha otorgado una estrella, no falta nada al George V para satisfacer a los clientes más exigentes. El diseñador de interior Pierre Yves Rochon se encargo en 1997 de reformar en totalidad el edificio, desde entonces sigue mejorando la decoración de acuerdo con el estilo XVIII siglo.
El último de los palacios parisinos abrió sus puertas el 1 de agosto de 2014. La elegancia y la sofisticación francesa casan a la perfección con el refinamiento asiático en un magnífico edificio de 1908. He aquí el primer establecimiento del grupo Peninsula en Francia y Europa.
Hicieron falta cinco edificios Haussmann para dar vida al Park Hyatt Paris Vendôme, el primer hotel de lujo de la capital concebido con un estilo contemporáneo. En este hotel, la comodidad, la elegancia y un servicio impecable se unen a un diseño más joven y moderno.
Un establecimiento de alta categoría ideal para personajes famosos y estrellas de cine que busquen un poco de discreción. La Réserve Paris se preocupa por la confidencialidad. También se organizan eventos privados.
El Meurice es uno de los mejores establecimientos de París. Su decoración contemporánea y típicamente parisina es obra de Philippe Starck y su hija. Se trata de un lugar exclusivo: el restaurante principal del hotel, Le Meurice, está dirigido por el chef Yannick Alléno, que ha recibido 3 estrellas. No hace falta decir que es uno de los puntos culminantes de la estancia en este hotel. Su ubicación es ideal, justo delante del Jardín de las Tullerías. Las habitaciones están decoradas con gusto y el servicio es impecable.
El W Paris - Opéra finalmente abrió sus puertas el 28 de febrero de 2012. Así, la marca de Starwood ligada a la moda y a las tendencias se asegura un establecimiento de prestigio en París.
El hotel, situado en un edificio del siglo XIX, salta a la vista. Diseño y modernidad se combinan junto con un toque conceptual. Mejor pedir explicaciones al diseñador, ya que es difícil captar el mensaje de otra forma; aunque está claro que el W Paris-Opéra gira alrededor de un tema: The Spark. El establecimiento se define en este "centelleo", creando una unión ficticia entre el primer hotel de Nueva York y su hermano pequeño parisino.
En el corazón de la ópera, el W ya cuenta con los amantes de la marca y espera que el boca a oreja lo convierta en the place to be del barrio, junto con su restaurante y su bar.
Como anuncia el propio eslogan, este hotel es "Votre adresse à Paris" (Tu establecimiento en París): de hecho, no existen demasiados lugares como este en la capital. La diferencia entre una estancia agradable y una memorable reside en los detalles y, sin lugar a dudas, recordarás con emoción tu paso por el Vendôme. Nada más entrar, te recibirán unos porteros tan sonrientes que te sentirás como si fueses el cliente más importante del hotel. Tanto si vas por negocios como por turismo, este hotel boutique satisfará todas tus necesidades con estilo y elegancia.