


El Empire Paris goza de una situación óptima, muy cerca del museo del Louvre y de la Comedia Francesa. Es un hotel relativamente reciente, de estilo contemporáneo, impecable, modesto y acogedor.
- Animación
- Encanto
El Empire Paris goza de una situación óptima, muy cerca del museo del Louvre y de la Comedia Francesa. Es un hotel relativamente reciente, de estilo contemporáneo, impecable, modesto y acogedor.
El Empire Paris se sitúa cerca del antiguo palacio real que alberga el museo del Louvre, en la calle del Arbre Sec, en un barrio muy céntrico y elegante. Una vez en la calle te encontrarás junto a la entrada de uno de los museos más famosos del mundo. Al otro lado de la calle verás la Comedia Francesa, uno de los teatros nacionales más importantes, en el que se representan obras de repertorio clásico. Al final de la Avenida de la Ópera te situarás frente al palacio de la Ópera Garnier, un auténtico templo para los amantes de los melodramas. Además de las atracciones culturales, el hotel está rodeado de multitud de restaurantes muy cotizados. Más o menos en la mitad de la calle Rivoli, una de las más largas de París, a un lado está la plaza de la Concordia y al otro Châtelet, el corazón palpitante de la ciudad, con sus tiendas de todo tipo y para todos los presupuestos, después el Marais, el barrio judío y homosexual, y, por último, la Bastilla, con sus cafeterías y sus bares repletos de gente joven. El barrio está bien comunicado mediante el transporte público, que te llevará a los demás monumentos de París. La parada de metro más cercana es Louvre Rivoli, por donde pasa la línea 1. Calcula una media hora en taxi para llegar a los aeropuertos. Si prefieres ir en metro, dirígete a la estación de Châtelet, coge la línea B del RER dirección al aeropuerto de Roissy Charles-de-Gaulle, y dirección sur para ir al de Orly.
Las 42 habitaciones están distribuidas en las 4 y 6 plantas de dos alas que constituyen el hotel, y gustan especialmente por sus grandes dimensiones, desde los 20 m² de la categoría estándar, en la que los cuartos de baño disfrutan de la luz natural, un detalle que algunos apreciarán. Independientemente de que sean clásicas (20 m²), superiores (25 m²), deluxe (30 m²), suite (40 m²) o suite ejecutiva (45 m²), todas las habitaciones tienen un estilo con un toque contemporáneo, depurado de cualquier elemento insignificante, que combina acertadamente las formas y los colores primarios. El resultado es un conjunto moderno, juvenil y cómodo. Nos ha gustado el parqué que han elegido, que ha sabido mantener el toque acogedor, sin tener que recurrir a la cargante moqueta, tan pasada de moda. También nos ha parecido excelente la piel utilizada para el cabecero de la cama, cómodo a la par que original. El negro de los muebles y del televisor de pantalla plana directamente fijado a la pared se insinúa entre los tonos beige, blanco y marrón. En todas las habitaciones se ha acondicionado un lavabo funcional en un rincón del armario, al lado de las latas de cacahuetes y otros tentempiés. Pero, en este cuatro estrellas, los clientes son objeto de muchas más atenciones. Por ejemplo, la idea del servicio de masaje en la habitación es maravillosa. Y qué puedo decir de la bañera de hidromasaje con luces que tiñen el agua de mil colores, un privilegio concedido exclusivamente a las suites ejecutivas, al igual que el sofá-cama. Los demás clientes tendrán que contentarse con una bañera normal, pero integrada en un cuarto de baño de diseño impecable que retoma el estilo y los colores de las habitaciones.
El Empire Paris es un hotel mínimo, impecable y contemporáneo que abrió sus puertas en 2007, año en el que se alzó en una de las imprentas más antiguas de París. Fue construido en el interior de un antiguo hotel particular del siglo XVIII por el grupo Hôtels & Préférence, una cadena hotelera francesa que cuenta con aproximadamente 130 hoteles. Se ve de lejos, con sus amplios ventanales coronados con una madera azul clara, porque el Empire también es un bar abierto a una clientela exterior relativamente joven que se reúne allí a mediodía o por la noche para tomar algo.
En el interior, varios objetos muy bien seleccionados resaltan en el blanco inmaculado de las paredes: unos sillones vagamente vintage de un rojo-anaranjado un poco aguado, el parqué, las mesitas de cristal colocadas sobre unas alfombras circulares mullidas y una chimenea de gas que ocupa una gran parte de la pared del fondo. La descripción del pequeño salón del vestíbulo se puede resumir en unas palabras. Podrás sentarte cómodamente en un sillón, envuelto por una atmósfera distendida, y ver la televisión de pantalla LCD o leer el periódico o un buen libro, pese a que los best-sellers mediocres propuestos no encajan en absoluto con el refinamiento minimalista del hotel. Unas imágenes de mujeres se repiten o se descomponen en un juego de paneles con elementos pintados con diferentes intensidades, del blanco al gris y del rojo al negro, con el objetivo de crear un marco con una atmósfera sensual y seductora.
En el Empire Paris, el hecho de que no haya un restaurante se compensa por su bar a la última, que también está abierto a una clientela exterior. Las horas de las comidas marcan el compás del día. Este empieza con el desayuno, que se sirve todos los días en la estancia de los divanes y los sillones de Suecia, de 07:00 a 10:30 h (11:00 h el fin de semana). A la hora de la comida, el menú no es ni gourmet ni particularmente rebuscado. El tipo de cocina es más bien tradicional con unos menús de unos 20 euros al mediodía. Por la noche, el bar empieza a llenarse a la hora del aperitivo, cuando se sirven cócteles y tentempiés con una música jazz o lounge y soul de fondo. Es el Happy Live del Empire, que anima las veladas del bar y del hotel.
El hotel está frecuentado en un 60% por una clientela de negocios. Los turistas aparecen, sobre todo, los fines de semana, en particular los europeos y algunos latinoamericanos, pero por el momento no hay clientes rusos ni de Oriente Próximo. El motivo del éxito del Empire Paris entre su numerosa y fiel clientela es, ante todo, su emplazamiento, pero también el tamaño de las habitaciones, una auténtica maravilla en una ciudad como París, en la que el espacio suele faltar constantemente.
masaje, salón de belleza, EPA, baño turco
La arquitectura histórica del Tonic da carácter a sus pequeñas habitaciones, amuebladas a la antigua, en una tranquila calle entre el Ayuntamiento y el Louvre
El Relais du Louvre, pensado especialmente para las estancias en familia, está a dos pasos del museo del Louvre y tiene una decoración acogedora y distendida.
Este hotel, sencillo y cómodo, propone un alojamiento con una ubicación ideal a la cual se añade un pequeño toque de historia.
Con cada una de sus pequeñas habitaciones decorada en los tonos de un famoso pintor, este hotel te sumergirá en un ambiente artístico del que podrás seguir empapándote en el museo del Louvre, que se encuentra casi justo enfrente.
Este establecimiento, en plena fase de cambio, debería estar listo para finales de primavera y ofrecer a los clientes un estilo menos clásico, en el que los muebles de anticuario convivirán con el parqué y las vigas a la vista.
Este cuatro estrellas se encuentra en un espléndido barrio de París, a la vez animado e histórico. Su decoración completamente refinada con un toque de diseño en las zonas comunes debería contentar a todo tipo de turistas.
Un hotel sencillo con habitaciones funcionales pero sin encanto. Muy bien situado en pleno centro. Un antiguo bar hace las funciones de sala del desayuno, muy bonito.
¿Quién ha dicho que dormir en el distrito 1 de París era un lujo? La redacción ha ido a probar por ti este hotelito 1*, presente en numerosas guías de París...
Estamos ante un hotel de elegancia francesa y en el que no se tolera ninguna copia ni reproducción. El Bristol forma parte de los pocos hoteles de lujo parisinos que pertenecen a una familia europea (alemana) en lugar de a las grandes familias asiáticas o de los Emiratos Árabes Unidos. Elegante, distinguido y refinado, el Bristol antepone la calidad y la autenticidad de los objetos y materiales. Su restaurante gastronómico atrae a una clientela exigente y amante de la cocina de alta calidad.
El George V hace parte de los palacios parisinos más prestigiosos de la ciudad. Unos pasos dentro el establecimiento son suficientes para darse cuenta que entramos en un hotel donde lujo, perfección y voluptuosidad son la regla. Habitaciones de princesa, salones impresionantes, restaurante el que guía Michelin ha otorgado una estrella, no falta nada al George V para satisfacer a los clientes más exigentes. El diseñador de interior Pierre Yves Rochon se encargo en 1997 de reformar en totalidad el edificio, desde entonces sigue mejorando la decoración de acuerdo con el estilo XVIII siglo.
El último de los palacios parisinos abrió sus puertas el 1 de agosto de 2014. La elegancia y la sofisticación francesa casan a la perfección con el refinamiento asiático en un magnífico edificio de 1908. He aquí el primer establecimiento del grupo Peninsula en Francia y Europa.
Hicieron falta cinco edificios Haussmann para dar vida al Park Hyatt Paris Vendôme, el primer hotel de lujo de la capital concebido con un estilo contemporáneo. En este hotel, la comodidad, la elegancia y un servicio impecable se unen a un diseño más joven y moderno.
Un establecimiento de alta categoría ideal para personajes famosos y estrellas de cine que busquen un poco de discreción. La Réserve Paris se preocupa por la confidencialidad. También se organizan eventos privados.
El Meurice es uno de los mejores establecimientos de París. Su decoración contemporánea y típicamente parisina es obra de Philippe Starck y su hija. Se trata de un lugar exclusivo: el restaurante principal del hotel, Le Meurice, está dirigido por el chef Yannick Alléno, que ha recibido 3 estrellas. No hace falta decir que es uno de los puntos culminantes de la estancia en este hotel. Su ubicación es ideal, justo delante del Jardín de las Tullerías. Las habitaciones están decoradas con gusto y el servicio es impecable.
El W Paris - Opéra finalmente abrió sus puertas el 28 de febrero de 2012. Así, la marca de Starwood ligada a la moda y a las tendencias se asegura un establecimiento de prestigio en París.
El hotel, situado en un edificio del siglo XIX, salta a la vista. Diseño y modernidad se combinan junto con un toque conceptual. Mejor pedir explicaciones al diseñador, ya que es difícil captar el mensaje de otra forma; aunque está claro que el W Paris-Opéra gira alrededor de un tema: The Spark. El establecimiento se define en este "centelleo", creando una unión ficticia entre el primer hotel de Nueva York y su hermano pequeño parisino.
En el corazón de la ópera, el W ya cuenta con los amantes de la marca y espera que el boca a oreja lo convierta en the place to be del barrio, junto con su restaurante y su bar.
Como anuncia el propio eslogan, este hotel es "Votre adresse à Paris" (Tu establecimiento en París): de hecho, no existen demasiados lugares como este en la capital. La diferencia entre una estancia agradable y una memorable reside en los detalles y, sin lugar a dudas, recordarás con emoción tu paso por el Vendôme. Nada más entrar, te recibirán unos porteros tan sonrientes que te sentirás como si fueses el cliente más importante del hotel. Tanto si vas por negocios como por turismo, este hotel boutique satisfará todas tus necesidades con estilo y elegancia.