


Un hotel en pleno centro de París, en el barrio latino, cerca de Nôtre-Dame. Está muy marcado por una decoración de los años 70-80, pero no tiene un aspecto triste ni anticuado.
Un hotel en pleno centro de París, en el barrio latino, cerca de Nôtre-Dame. Está muy marcado por una decoración de los años 70-80, pero no tiene un aspecto triste ni anticuado.
El hotel se encuentra en un admirable barrio repleto de encanto. El espíritu bohemio de los callejones peatonales que hay a su alrededor es realmente encantador. Estamos en pleno centro del barrio latino. ¿Cómo no perderse y dejarse llevar por la ola de transeúntes en el laberinto de las calles peatonales de este "barrio pueblo"? A caballo entre los distritos 1, 4, 5 y 6 parisinos, el hotel goza del ambiente elegante y de moda de las jóvenes, dinámicas y festivas calles de los barrios latino y de Saint-Germain des Prés. Los monumentos turísticos más impresionantes, a los que París debe su fama, se encuentran a sólo varias centenas de metros: la catedral de Notre-Dame, el museo del Louvre y el museo nacional de la Edad Media, entre otros. Asimismo, podrás visitar a pie los preciosos barrios de los distritos 5 y 6, y pasear por las callejuelas que rodean al Panteón. Si te apetece un poco de aire puro, puedes pasear por las alamedas de los Jardines de Luxemburgo. En cuanto a transportes, el RER B que comunica los dos aeropuertos y las líneas 4 y 10 del metro pasan cerca del hotel. Además hay tres estaciones de bicicletas públicas Vélib en los alrededores, una de ellas a cien metros.
El Home Latin se compone de habitaciones sencillas triples y de una única habitación cuádruple. La particularidad de este hotel y su punto atractivo son las habitaciones triples. Estas están especialmente bien pensadas y cuentan con dos auténticas habitaciones, una habitación pequeña con una cama y separada por una puerta y un pasillo, y una segunda habitación grande con una cama doble. De modo que los tres huéspedes de estas habitaciones triples no se sentirán agobiados por estar juntos en una misma estancia, sino que disfrutarán de la apreciada intimidad. La única habitación cuádruple está situada en la sexta planta y no está comunicada por ascensor puesto que este solo llega hasta la quinta. Con todo, esta habitación cuádruple tiene dos habitaciones auténticas, separadas por una puerta y unos tabiques. Las habitaciones son todas ligeramente diferentes en cuanto a su decoración, se podría decir que se parecen como dos mellizos. El mobiliario anguloso de madera oscura tipo años 80 bastante gruesa se repite en todas las habitaciones. En cambio, las paredes recubiertas de papel pintado varían de una a otra. Hay una habitación azul, una roja con motivos y una habitación beige. El hotel no se ha redecorado recientemente, pero este toque vintage ha sabido envejecer muy bien y todavía tiene buen efecto.
De hecho, este hotel es el resultado de unir dos inmuebles. De modo que dispone de dos huecos de ascensor que te llevan por los dos edificios. El hotel es bastante sencillo, está bien cuidado y es acogedor. El vestíbulo es grande y está formado por un mostrador de recepción muy clásico y, en el lateral, una pequeña sala que hace de salón, provista de unos cómodos sofás y de un ordenador de pago a disposición de los clientes. La pequeña sala del desayuno está un poco retirada detrás, y no recibe luz natural, por lo que es bastante oscura. El desayuno consiste en un bufé muy completo. Teniendo en cuenta su situación en el barrio latino, el hotel suele estar siempre completo con varios meses de antelación. A veces la bienvenida que se les da a los clientes es muy fría.
Un 3* muy bien situado.
Un establecimiento serio, con habitaciones convencionales.
Una modernización progresiva que no acaba de terminar.
Un hotel bellísimo en un barrio ineludible.
Este pequeño hotel es una grata sorpresa. Algunas habitaciones se han renovado con un estilo moderno y elegante y son encantadoras.
Se trata de un hotel retro-rústico, un poco señorial y muy bien situado en el barrio latino, con habitaciones bien cuidadas pero no demasiado contemporáneas.
Precioso hotel con un estilo Belle Époque y un fuerte acento romántico. En él reina un encanto antiguo. Espléndidas vistas de numerosos monumentos importantes.
Este hotel, ubicado en un inmueble construido a finales del siglo XIX e inaugurado en 2001, parece una sala inglesa de fumadores, con sus sillones de cuero y sus tejidos de cuadros. Situado en medio del triángulo dorado de las universidades parisinas, a dos pasos del prestigioso Collège de France, el hotel parece un lugar de paso obligado tanto para los profesores como para los visitantes de la capital. De hecho, su clientela internacional es muy variada, compuesta especialmente por parejas y familias.
Estamos ante un hotel de elegancia francesa y en el que no se tolera ninguna copia ni reproducción. El Bristol forma parte de los pocos hoteles de lujo parisinos que pertenecen a una familia europea (alemana) en lugar de a las grandes familias asiáticas o de los Emiratos Árabes Unidos. Elegante, distinguido y refinado, el Bristol antepone la calidad y la autenticidad de los objetos y materiales. Su restaurante gastronómico atrae a una clientela exigente y amante de la cocina de alta calidad.
El George V hace parte de los palacios parisinos más prestigiosos de la ciudad. Unos pasos dentro el establecimiento son suficientes para darse cuenta que entramos en un hotel donde lujo, perfección y voluptuosidad son la regla. Habitaciones de princesa, salones impresionantes, restaurante el que guía Michelin ha otorgado una estrella, no falta nada al George V para satisfacer a los clientes más exigentes. El diseñador de interior Pierre Yves Rochon se encargo en 1997 de reformar en totalidad el edificio, desde entonces sigue mejorando la decoración de acuerdo con el estilo XVIII siglo.
El último de los palacios parisinos abrió sus puertas el 1 de agosto de 2014. La elegancia y la sofisticación francesa casan a la perfección con el refinamiento asiático en un magnífico edificio de 1908. He aquí el primer establecimiento del grupo Peninsula en Francia y Europa.
Hicieron falta cinco edificios Haussmann para dar vida al Park Hyatt Paris Vendôme, el primer hotel de lujo de la capital concebido con un estilo contemporáneo. En este hotel, la comodidad, la elegancia y un servicio impecable se unen a un diseño más joven y moderno.
Un establecimiento de alta categoría ideal para personajes famosos y estrellas de cine que busquen un poco de discreción. La Réserve Paris se preocupa por la confidencialidad. También se organizan eventos privados.
El Meurice es uno de los mejores establecimientos de París. Su decoración contemporánea y típicamente parisina es obra de Philippe Starck y su hija. Se trata de un lugar exclusivo: el restaurante principal del hotel, Le Meurice, está dirigido por el chef Yannick Alléno, que ha recibido 3 estrellas. No hace falta decir que es uno de los puntos culminantes de la estancia en este hotel. Su ubicación es ideal, justo delante del Jardín de las Tullerías. Las habitaciones están decoradas con gusto y el servicio es impecable.
El W Paris - Opéra finalmente abrió sus puertas el 28 de febrero de 2012. Así, la marca de Starwood ligada a la moda y a las tendencias se asegura un establecimiento de prestigio en París.
El hotel, situado en un edificio del siglo XIX, salta a la vista. Diseño y modernidad se combinan junto con un toque conceptual. Mejor pedir explicaciones al diseñador, ya que es difícil captar el mensaje de otra forma; aunque está claro que el W Paris-Opéra gira alrededor de un tema: The Spark. El establecimiento se define en este "centelleo", creando una unión ficticia entre el primer hotel de Nueva York y su hermano pequeño parisino.
En el corazón de la ópera, el W ya cuenta con los amantes de la marca y espera que el boca a oreja lo convierta en the place to be del barrio, junto con su restaurante y su bar.
Como anuncia el propio eslogan, este hotel es "Votre adresse à Paris" (Tu establecimiento en París): de hecho, no existen demasiados lugares como este en la capital. La diferencia entre una estancia agradable y una memorable reside en los detalles y, sin lugar a dudas, recordarás con emoción tu paso por el Vendôme. Nada más entrar, te recibirán unos porteros tan sonrientes que te sentirás como si fueses el cliente más importante del hotel. Tanto si vas por negocios como por turismo, este hotel boutique satisfará todas tus necesidades con estilo y elegancia.