El edificio bajo del hotel cuenta con 11 habitaciones denominadas de forma rimbombante "suites", tras la galería de acceso (dos por planta). Como hotel boutique, al Placide le gusta distinguirse de las grandes cadenas hoteleras, intentando luchar contra el anonimato de las habitaciones en serie. Viendo la originalidad de las habitaciones, podemos afirmar que se han tomado en serio el reto. Pero la variedad deja bastante que desear: hay 11 habitaciones y 11 decorados totalmente idénticos, hasta las fotos de las paredes (destacamos un retrato de Django Reihnardt, un guiño al ambiente jazz de Saint-Germain-des-Prés).
Se articulan longitudinalmente, dando por un lado a la calle Saint-Placide y por otro a un patio interior. El hotel no tiene vistas interesantes y los alojamientos de las primeras plantas tienen poca luz. Sin embargo, el espacio es agradable: la zona nocturna está dotada de una gran cama blanca y mobiliario contemporáneo de líneas estilizadas. Según las plantas, las habitaciones se decantan por cinco tonos: ciruela, gris perla, ocre, verde almendra y blanco. El cuarto de baño es muy interesante: alargado, muy blanco, con una ventana por la que entra luz natural, resulta muy espacioso, con líneas modernas y prácticas, como debe ser. ?
El conjunto resulta espacioso, sin duda realzado por los tonos blancos de la decoración así como por las líneas regulares del mobiliario, aunque las dimensiones no son excesivas. Pero es cierto que en las habitaciones no falta de nada: un saloncito, es decir, un sofá y una mesita, cerca de la gran cama y el cuarto de baño es muy grande. Aunque son idénticas, las 11 habitaciones disfrutan de pequeños detalles atentos, lo cual es de agradecer: tejidos Missoni y Kanzo, productos Gordon Brown y velas perfumadas en el cuarto de baño, reproductor de MP3, pantalla plana, etc.?