Las habitaciones del Lutetia desprenden un aura particular. En general ostentan un estilo más bien retro, combinado en cambio con gustos más contemporáneos para no olvidar el confort. Las habitaciones están en armonía con el estilo del hotel, y se presta especial atención a los diferentes tipos de habitación.

Las primeras categorías, de lujo y superior, son realmente cómodas. Ofrecen unos 30 m2, una cama king size y un cuarto de baño con líneas esenciales que combina de forma armónica con el resto. Una moqueta suave y altas ventanas completan el entorno.

A las habitaciones "clásicas" se añaden las suites temáticas. Estas suites, muy evocadoras, intentan estar a la altura de su nombre (a veces incluso demasiado poético) atribuido. De este modo encontramos la "Literaria", la suite "de los osos", o "de los osos polares", la "Eiffel", etc. La suite Eiffe, por ejemplo, se encuentra en la séptima planta (711). Está formada por dos zonas, un salón y un dormitorio. Evidentemente no faltan las vistas a la Torre Eiffel, y está dotada de un balconcito redondeado en el dormitorio. De lo más romántico.
/Si la suite Arman no es la habitación más ocupada, no por ello deja de ser la joya del hotel. En cierto modo representativa del espíritu del barrio, al menos en su vivacidad artística de antaño, la suite Arman presenta la particularidad de haber sido totalmente diseñada y decorada por el famoso escultor francés que le ha dado nombre. Sus 150 m2 surgieron de la imaginación del artista, según una temática "africana" y "musical". De acuerdo (a posteriori) con la tendencia actual de los hoteles-museo, en la suite Arman nos alojamos entre obras de arte, ya se trate de sentarnos en la silla violonchelo o de dormir bajo la mirada vigilante de esculturas en el dormitorio.

La fachada que se alza en el cruce de Sèvres-Babylone es el mejor preámbulo: su esplendor totalmente Art Déco hará que entres en el Lutetia con los ojos bien abiertos, para apreciar cada detalle. La entrada de este gran hotel aparece nada más cruzar la elegante puerta giratoria (manual, de madera), tal vez después de haber dejado las llaves del coche al aparcacoches y el equipaje al mozo de maletas. Con su aspecto de damero que nos hace sentir como piezas-personajes en una historia del Lutetia, el mármol del suelo blanco y negro combina con los detalles de madera entre el mostrador de la recepción y la conserjería (más discreta, en la esquina, como debe ser). El hotel ostenta altos techos, una atmósfera de un clasicismo retro (parisino, podríamos decir), y sobre todo una decoración hecha de obras de arte, para destacar la alianza histórica entre el gran hotel de la Orilla Izquierda y la tradición artística de Saint-Germain-des-Prés.

El Lutetia, hotel construido entre 1907 y 1910, ha conservado una opulencia de estilo Belle Époque, marcada por la ligereza de los Años Locos, y completada por un confort ahora ya de lo más moderno. Una elegante estatua-lámpara marca la entrada en el salón principal, un lugar de atmósfera íntima (sin ser luminosa) gracias a la cristalera colorida de época, hoy monumento histórico. Es el punto fuerte del hotel: detalles que combinan una búsqueda estética con la historia particular del edificio, inscrito en la Historia (con H mayúscula) de la capital y de Francia. Como el mostrador "caja" de madera cerca de la recepción, claramente retro y ahora meramente decorativo, pero imposible de retirar ya que forma parte de los "bienes culturales" de época.

Respaldado por un carácter elegante y un claro toque lujoso, el Lutetia es considerado por muchas personas como el "palacio" de la Orilla Izquierda. Aunque el hotel no tiene la quinta estrella necesaria para el título oficial (y además no tiene intención de seguir en esta dirección), el hecho de ser designado con este término en el uso común indica claramente la imagen que tiene en la Ciudad de la Luz.

El Lutetia tiene dos restaurantes, además de la sala reservada al desayuno de los clientes. Se trata de dos direcciones de renombre en la capital, frecuentadas habitualmente no sólo por los clientes del hotel, sino también por los habitantes del barrio, o simplemente por clientes habituales, que hacen un alto regularmente tras sus compras en el Bon Marché (sobre todo en la cervecería).
El restaurante gastronómico Le Paris está regentado desde hace más de 12 años por el chef Philippe Renard, galardonado con estrellas Michelín. Son detalles que la dirección destaca con orgullo, para respaldar el sentimiento de "pertenencia" y de "tradición" tan característico de este lugar, que muchos consideran el palacio de la Orilla Izquierda.
El Lutetia es una cervecería típica, regentada por el mismo chef que el restaurante gastronómico. Apuestan por la cocina francesa, evidentemente cocinando sus platos con el máximo esmero, hasta tal punto que un simple "pollo con puré" se transforma en una deliciosa receta. Las patatas fritas son caseras, igual que el puré, y algunas hierbas respiran el sol de Provenza. Además, el Lutetia se enorgullece de una tradición en la cocina del pescado, que llega fresco desde las cercanas costas atlánticas. Pescado u ostras, no te equivocarás. Sin olvidar el rincón de los postres: de los más clásicos a los más originales, como la tarta de té verde, apreciarás sobre todo los formatos "pastelito", que permiten degustar varios sin exagerar.

La clientela del hotel puede desayunar en una de las salas que dan al boulevard Raspail. La sala está decorada con altos techos y pesadas cortinas. En el desayuno de tipo americano podrás degustar especialidades dulces y saladas. Por último, queremos destacar una pequeña curiosidad: encontrarás diferentes tipos de leche, de cabra, de vaca, de yegua. Así como algunos productos biológicos.

Por último, el restaurante Le Paris propone un desayuno de lujo: todos los productos son "caseros", elaborados por el chef pastelero.

En 2010 el Lutetia celebró su centenario, inaugurado en 1910. Envuelto en su edad venerable (incluso para un hotel), el establecimiento hizo del centenario su tema estrella, organizando numerosos eventos a lo largo del año 2010.
Los domingos, los dos restaurantes -el gastronómico y el "habitual" - organizan un brunch abierto al público. Una cita muy conocida de los parisinos de la Orilla Izquierda.