


Bien ubicado y cerca de todos los lugares de visita obligada de la capital, éste es un pequeño y sencillo hotel lo suficientemente confortable.
Bien ubicado y cerca de todos los lugares de visita obligada de la capital, éste es un pequeño y sencillo hotel lo suficientemente confortable.
El hotel se encuentra en una calle paralela a la plaza de la République, por lo que huelga decir lo bien situado que está y lo cerca que quedan en transporte público muchos barrios interesantes. Nota para nuestros amigos melómanos: no sabemos decirte cuál de las dos óperas (la Garnier o la Bastilla) queda más cerca, ya que el hotel está situado a medio camino entre ambos mundos. Y si te entran unas ganas locas de descubrir la Francia rural, tienes vía directa a las estaciones Gare du Nord y Gare de l'Est. Si quieres salir por una zona animada, Bastilla está cerca, con muchos bares y restaurantes, así como Oberkampf o las pequeñas calles del Marais. Otro de los lugares ineludibles a los que puedes ir rápidamente son la plaza de la Concorde, el Champ de Mars o la Torre Eiffel.
Siguiendo el mismo espíritu del hotel, las habitaciones son correctas, sin cursilerías ni una gran originalidad en la decoración, pero muy acogedoras. Lo que sí destaca es una gran coordinación de colores. Las habitaciones en azul, rojo o amarillo, van a conjunto con el color del cubrecama, del papel de las paredes y de las cortinas. Al ser bastante pequeñas, cuentan con un modesto ropero, un escritorio y una mesita de noche. Los cuartos de baño son, en proporción, bastante amplios y disponen de ducha. Los azulejos de mármol y el friso de colores a media altura de las paredes le dan un toque muy coqueto. Un aviso si eres de los que aman remolonear en la cama por la mañana: si quieres, te pueden servir el desayuno en la habitación sin suplemento alguno. Sin embargo, en las habitaciones no hay un minibar en el que poder calmar una repentina sed.
Este hotelito de barrio no destaca por su gran encanto sino más bien por su sencillez. Si llevas una maleta grande necesitarás un poco de fuerza, ya que el hotel no dispone de ascensor. El espacio está muy limpio y equipado, y el trato es particularmente agradable. La sala del desayuno, junto a recepción, tiene un sofá en el que podrás leer cómodamente la prensa del día mientras esperas el café. Unas cuantas mesas, lámparas con pie curvado y algunos cuadros naïf completan la sencilla decoración de este espacio clave de las mañanas. Siguiendo la misma tónica que en el resto del hotel, un relajante azul pastel es el color que predomina en las paredes y el mobiliario.
Un hotel impresionante, con una decoración retro muy lograda, que puede albergar a viajeros en solitario o a pequeños grupos en habitaciones dormitorio con baño.
Una buena ubicación, por ejemplo cerca de la plaza de la República, no debería ser el único atractivo de un hotel. Este Bristol es un lugar muy básico, sin encanto alguno, con pequeñas habitaciones de color que parecen ser acogedoras. A este hotel solamente se viene a dormir y no precisamente por la decoración.
Bonito y encantador hotel en el que la propietaria hace todo lo posible para que los huéspedes se sientan como en casa. Su ventaja: la decoración de cada habitación es diferente.
Una de las ventajas de este hotel es su envidiable ubicación, a unos minutos de la plaza de la République. Los cuartos de baño, al igual que las habitaciones, son clásicos. Un aviso: no te esperes un hotel con mucho encanto
Ubicado en el centro de París y cerca del animado barrio de la Bastilla, el hotel dispone de pequeñas habitaciones cómodas y repletas de encanto. Además, la arquitectura es muy alegre. Una grata sorpresa?
Una recepción privilegiada y una decoración artística y original en las paredes de las habitaciones.
Hotel poco glorioso en pleno barrio República. Equipamiento mínimo, sin encanto ni originalidad.
Un elegante establecimiento con habitaciones de diseño y un virtuoso juego de luces que da ligereza a la estructura y espacios del hotel.
Estamos ante un hotel de elegancia francesa y en el que no se tolera ninguna copia ni reproducción. El Bristol forma parte de los pocos hoteles de lujo parisinos que pertenecen a una familia europea (alemana) en lugar de a las grandes familias asiáticas o de los Emiratos Árabes Unidos. Elegante, distinguido y refinado, el Bristol antepone la calidad y la autenticidad de los objetos y materiales. Su restaurante gastronómico atrae a una clientela exigente y amante de la cocina de alta calidad.
El George V hace parte de los palacios parisinos más prestigiosos de la ciudad. Unos pasos dentro el establecimiento son suficientes para darse cuenta que entramos en un hotel donde lujo, perfección y voluptuosidad son la regla. Habitaciones de princesa, salones impresionantes, restaurante el que guía Michelin ha otorgado una estrella, no falta nada al George V para satisfacer a los clientes más exigentes. El diseñador de interior Pierre Yves Rochon se encargo en 1997 de reformar en totalidad el edificio, desde entonces sigue mejorando la decoración de acuerdo con el estilo XVIII siglo.
El último de los palacios parisinos abrió sus puertas el 1 de agosto de 2014. La elegancia y la sofisticación francesa casan a la perfección con el refinamiento asiático en un magnífico edificio de 1908. He aquí el primer establecimiento del grupo Peninsula en Francia y Europa.
Hicieron falta cinco edificios Haussmann para dar vida al Park Hyatt Paris Vendôme, el primer hotel de lujo de la capital concebido con un estilo contemporáneo. En este hotel, la comodidad, la elegancia y un servicio impecable se unen a un diseño más joven y moderno.
El W Paris - Opéra finalmente abrió sus puertas el 28 de febrero de 2012. Así, la marca de Starwood ligada a la moda y a las tendencias se asegura un establecimiento de prestigio en París.
El hotel, situado en un edificio del siglo XIX, salta a la vista. Diseño y modernidad se combinan junto con un toque conceptual. Mejor pedir explicaciones al diseñador, ya que es difícil captar el mensaje de otra forma; aunque está claro que el W Paris-Opéra gira alrededor de un tema: The Spark. El establecimiento se define en este "centelleo", creando una unión ficticia entre el primer hotel de Nueva York y su hermano pequeño parisino.
En el corazón de la ópera, el W ya cuenta con los amantes de la marca y espera que el boca a oreja lo convierta en the place to be del barrio, junto con su restaurante y su bar.
Un establecimiento de alta categoría ideal para personajes famosos y estrellas de cine que busquen un poco de discreción. La Réserve Paris se preocupa por la confidencialidad. También se organizan eventos privados.
El Meurice es uno de los mejores establecimientos de París. Su decoración contemporánea y típicamente parisina es obra de Philippe Starck y su hija. Se trata de un lugar exclusivo: el restaurante principal del hotel, Le Meurice, está dirigido por el chef Yannick Alléno, que ha recibido 3 estrellas. No hace falta decir que es uno de los puntos culminantes de la estancia en este hotel. Su ubicación es ideal, justo delante del Jardín de las Tullerías. Las habitaciones están decoradas con gusto y el servicio es impecable.
Como anuncia el propio eslogan, este hotel es "Votre adresse à Paris" (Tu establecimiento en París): de hecho, no existen demasiados lugares como este en la capital. La diferencia entre una estancia agradable y una memorable reside en los detalles y, sin lugar a dudas, recordarás con emoción tu paso por el Vendôme. Nada más entrar, te recibirán unos porteros tan sonrientes que te sentirás como si fueses el cliente más importante del hotel. Tanto si vas por negocios como por turismo, este hotel boutique satisfará todas tus necesidades con estilo y elegancia.