


Un dos estrellas de buena calidad en pleno barrio de Montparnasse.
Un dos estrellas de buena calidad en pleno barrio de Montparnasse.
Muy cercana a la estación de Montparnasse, la calle Odessa resulta muy práctica y agradable. Desde el hotel, en el cruce al principio de dicha calle, podrás disfrutar de los cines y las grandes galerías comerciales que hay en la torre. En el extremo opuesto, en la parte alta, hay mucha tranquilidad. Una pequeña plaza da al mercado del bulevar Quinet. En las calles adyacentes se concentran muchas creperías y algunos restaurantes asiáticos. Pero si lo que buscas es diversión, en la calle Gaieté encontrarás varias salas de espectáculos. Por último, tienes que visitar el cementerio Montparnasse y descubrir sus ilustres tumbas.
Las habitaciones sorprenden mucho: son amplias y se acaban de renovar usando unos tonos grises y rojos que le dan mucha calidez. Son marca de la casa la pulcritud y las buenas camas. Dos grandes ventanas aportan mucha luminosidad a la habitación. El cuarto de baño es sorprendentemente grande y los wc son independientes, una característica poco común en esa categoría. Además, hay una amplia oferta de canales de televisión, entre ellos uno japonés que hace las delicias de la clientela nipona habitual.
Un alargado vestíbulo conduce a una discreta recepción. El hotel no dispone de sala de desayunos, pero te lo pueden servir en la habitación. Más vale evitar llevar maletas demasiado grandes si quieres subir en ascensor. En los pasillos no hay una decoración especial, pero tanto las paredes como las moquetas están limpias. Un vestíbulo, un tanto sombrío, distribuye el acceso a tres habitaciones.
El hotel está perfectamente situado, cerca de la estación de Montparnasse.
A cinco minutos de la estación Montparnasse, éste es un hotel clásico y confortable que no decepciona (pero tampoco entusiasma demasiado).
Hotel muy sencillo, sin encanto, situado cerca de la estación de Montparnasse. El precio de las habitaciones es interesante, pero no debes esperar un gran confort.
El Apollinaire, cuyo nombre se debe al famoso artista que vivió allí, es un hotel sencillo y bien equipado.
Un homenaje personal al barrio de los pintores, en una calle animada y por lo tanto muy conocida.
El hotel Abba Montparnasse, que pertenece a un grupo español, ostenta una moderna decoración muy agradable y disfruta de una situación práctica.
Hermoso tres estrellas, de dimensiones reducidas, íntimo y con habitaciones llenas de encanto. La decoración juega con grandes flores y colores agradables que aportan dinamismo y transmiten buen humor.
Un establecimiento recién renovado en pleno Montparnasse
Estamos ante un hotel de elegancia francesa y en el que no se tolera ninguna copia ni reproducción. El Bristol forma parte de los pocos hoteles de lujo parisinos que pertenecen a una familia europea (alemana) en lugar de a las grandes familias asiáticas o de los Emiratos Árabes Unidos. Elegante, distinguido y refinado, el Bristol antepone la calidad y la autenticidad de los objetos y materiales. Su restaurante gastronómico atrae a una clientela exigente y amante de la cocina de alta calidad.
El George V hace parte de los palacios parisinos más prestigiosos de la ciudad. Unos pasos dentro el establecimiento son suficientes para darse cuenta que entramos en un hotel donde lujo, perfección y voluptuosidad son la regla. Habitaciones de princesa, salones impresionantes, restaurante el que guía Michelin ha otorgado una estrella, no falta nada al George V para satisfacer a los clientes más exigentes. El diseñador de interior Pierre Yves Rochon se encargo en 1997 de reformar en totalidad el edificio, desde entonces sigue mejorando la decoración de acuerdo con el estilo XVIII siglo.
El último de los palacios parisinos abrió sus puertas el 1 de agosto de 2014. La elegancia y la sofisticación francesa casan a la perfección con el refinamiento asiático en un magnífico edificio de 1908. He aquí el primer establecimiento del grupo Peninsula en Francia y Europa.
Hicieron falta cinco edificios Haussmann para dar vida al Park Hyatt Paris Vendôme, el primer hotel de lujo de la capital concebido con un estilo contemporáneo. En este hotel, la comodidad, la elegancia y un servicio impecable se unen a un diseño más joven y moderno.
El W Paris - Opéra finalmente abrió sus puertas el 28 de febrero de 2012. Así, la marca de Starwood ligada a la moda y a las tendencias se asegura un establecimiento de prestigio en París.
El hotel, situado en un edificio del siglo XIX, salta a la vista. Diseño y modernidad se combinan junto con un toque conceptual. Mejor pedir explicaciones al diseñador, ya que es difícil captar el mensaje de otra forma; aunque está claro que el W Paris-Opéra gira alrededor de un tema: The Spark. El establecimiento se define en este "centelleo", creando una unión ficticia entre el primer hotel de Nueva York y su hermano pequeño parisino.
En el corazón de la ópera, el W ya cuenta con los amantes de la marca y espera que el boca a oreja lo convierta en the place to be del barrio, junto con su restaurante y su bar.
Un establecimiento de alta categoría ideal para personajes famosos y estrellas de cine que busquen un poco de discreción. La Réserve Paris se preocupa por la confidencialidad. También se organizan eventos privados.
El Meurice es uno de los mejores establecimientos de París. Su decoración contemporánea y típicamente parisina es obra de Philippe Starck y su hija. Se trata de un lugar exclusivo: el restaurante principal del hotel, Le Meurice, está dirigido por el chef Yannick Alléno, que ha recibido 3 estrellas. No hace falta decir que es uno de los puntos culminantes de la estancia en este hotel. Su ubicación es ideal, justo delante del Jardín de las Tullerías. Las habitaciones están decoradas con gusto y el servicio es impecable.
Como anuncia el propio eslogan, este hotel es "Votre adresse à Paris" (Tu establecimiento en París): de hecho, no existen demasiados lugares como este en la capital. La diferencia entre una estancia agradable y una memorable reside en los detalles y, sin lugar a dudas, recordarás con emoción tu paso por el Vendôme. Nada más entrar, te recibirán unos porteros tan sonrientes que te sentirás como si fueses el cliente más importante del hotel. Tanto si vas por negocios como por turismo, este hotel boutique satisfará todas tus necesidades con estilo y elegancia.