


Un buen cuatro estrellas de diseño, con algunos detalles orientales e ideal si lo que buscas es confort y tranquilidad en un barrio estratégico para visitar la ciudad.
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Un buen cuatro estrellas de diseño, con algunos detalles orientales e ideal si lo que buscas es confort y tranquilidad en un barrio estratégico para visitar la ciudad.
Situado en un barrio repleto de teatros y boutiques, ideal para los amantes de las compras, el Pavillon de Paris no está, pese a todo, muy cerca de las principales atracciones turísticas de la ciudad. De todos modos, el metro no está muy lejos: la línea 5 pasa por la estación Jacques Bonsergent. Después de algunos transbordos llegarás, en unos 10 minutos, al museo del Louvre, las Galerías Lafayette, el Arco del Triunfo, el barrio de Pigalle y Montmartre. Además, puedes llegar rápidamente andando al Canal Saint-Martin, repleto de cafés, cervecerías y discotecas que se llenan de jóvenes por la noche. Está muy cerca de la Gare de l'Est, aunque el transporte público no resulta de lo más práctico para llegar a los aeropuertos. Resulta preferible coger el metro hasta la Gare du Nord, desde donde sale la línea B del RER que enlaza con Charles de Gaulle y Orly.
El Pavillon de Paris no es un gran hotel. Dispone solo de 30 habitaciones repartidas en seis pisos: individuales, dobles o gemelas. Lujosas y elegantes, poseen un estilo años 90 un tanto anticuado y su principal defecto es la falta de espacio. En cuanto a la decoración, predomina la madera oscura y los tejidos blancos o beige de los edredones y las cortinas. El resultado es una decoración de estilo contemporáneo, un poco sobria y con unos antiguos televisores que no combinan demasiado con el conjunto general. Especialmente nos han gustado los cojines rígidos integrados en los cabeceros de las camas, muy cómodos si deseas leer o ver la tele. Las habitaciones cuentan con bastante luz gracias al amplio ventanal, exceptuando en el último piso, abuhardillado, con un espacio a modo de alcoba donde está la ventana y el escritorio. También nos han gustado los cuartos de baño, muy cuidados, con un lavabo de mármol oscuro y sus azulejos de tonos beiges. El mayor toque de clase lo dan los productos de tocador de la marca "Pascal Morabito". Si quieres una habitación con balcón, puedes elegir entre cualquiera de las cuatro que se encuentran en el quinto piso. Las demás se contentan con tener vistas a la calle o al patio.
Nada más entrar te llamará la atención el insólito mostrador de recepción que, en realidad, se asemeja a un enorme cubo situado bajo un rectángulo dorado que sobresale del panel, también dorado, gracias a un juego de luces tenues y coloridas. Esta combinación de líneas depuradas, ligeramente esnobs aunque muy logradas, es reflejo del estilo del hotel. Inaugurado en 1999, este hotel independiente solo está ligado a una pequeña cadena francesa que cuenta con una quincena de establecimientos. El salón, ubicado a la derecha de la recepción, es un compendio de arte, de diseño y de influencias orientales que crean un conjunto mitad lujoso, mitad new age. Está dividido a su vez en dos zonas, cuyos estilos varían ligeramente. En la primera de las zonas, bien iluminada gracias a la proximidad con la ventana, hay un diván beige recubierto por dos telas decorativas y dos cojines en el respaldo que imitan el estilo minimalista del cuadro de arte contemporáneo que se encuentra encima. Todo da una impresión de elegancia y solidez, dando a entender que no se ha escatimado en gastos en lo referente a la decoración. Hay una estatua de Buda, situada en el alféizar de la ventana de una pared de división interna, que parece dar la bienvenida a la segunda de las salas, donde se encuentra el bar. Aquí el ambiente es más acogedor e íntimo y en la decoración predomina el rojo y una serie de fotografías en blanco y negro de insólitas vistas de París sobre un fondo de espejos. Por lo general, es el personal de la recepción quien se ocupa del bar, como suele ocurrir en los hoteles urbanos; aunque entre las 15:00 y las 23:00 h es un auténtico barman el que atiende a los clientes.
El Pavillon de Paris no dispone de restaurante, aunque hay que destacar el gran mimo del que hacen gala al preparar el desayuno. Podrás elegir entre numerosas mermeladas, colocadas en copas en el bufé, bollería, cereales, zumo de naranja, quesos, fruta y bebidas calientes. Nos ha encantado la variedad de productos y la sala, muy bien iluminada por la vidriera del techo. Las tonalidades van desde lo más claro hasta lo más oscuro, con bancos de madera marrón, cojines azules y paredes de azulejos blancos. En su conjunto, la sala tiene el aspecto de una cocina doméstica. El servicio de habitaciones funciona de 12:30 a 14:30 h y de 19:30 a 22:30 h y ofrece un menú basado en platos internacionales.
En este elegante hotel de cuatro estrellas suelen alojarse clientes de negocios, mientras que los turistas, especialmente anglosajones, acuden principalmente en temporada alta.
salón de belleza, baño turco, EPA
esquí náutico
Un bonito 3*** con un encanto clásico.
Un hotel que necesitaría una reforma urgente
Un establecimiento serio, entre Saint Lazare y Montmartre.
Hotel de tres estrellas con unas zonas comunes renovadas que ostentan con clase un estilo moderno. Las habitaciones son más clásicas.
Pequeño hotel de dos estrellas bien cuidado, con unas habitaciones clásicas, sin historia. Pero que disfruta de un hermoso patio interior.
Un hotel eficaz y cálido
Un establecimiento caro para unos servicios un poco justos.
Es uno de los hoteles preferidos de la redacción. Hotel top secret que no hay que desvelar por nada del mundo...
Estamos ante un hotel de elegancia francesa y en el que no se tolera ninguna copia ni reproducción. El Bristol forma parte de los pocos hoteles de lujo parisinos que pertenecen a una familia europea (alemana) en lugar de a las grandes familias asiáticas o de los Emiratos Árabes Unidos. Elegante, distinguido y refinado, el Bristol antepone la calidad y la autenticidad de los objetos y materiales. Su restaurante gastronómico atrae a una clientela exigente y amante de la cocina de alta calidad.
El George V hace parte de los palacios parisinos más prestigiosos de la ciudad. Unos pasos dentro el establecimiento son suficientes para darse cuenta que entramos en un hotel donde lujo, perfección y voluptuosidad son la regla. Habitaciones de princesa, salones impresionantes, restaurante el que guía Michelin ha otorgado una estrella, no falta nada al George V para satisfacer a los clientes más exigentes. El diseñador de interior Pierre Yves Rochon se encargo en 1997 de reformar en totalidad el edificio, desde entonces sigue mejorando la decoración de acuerdo con el estilo XVIII siglo.
El último de los palacios parisinos abrió sus puertas el 1 de agosto de 2014. La elegancia y la sofisticación francesa casan a la perfección con el refinamiento asiático en un magnífico edificio de 1908. He aquí el primer establecimiento del grupo Peninsula en Francia y Europa.
Hicieron falta cinco edificios Haussmann para dar vida al Park Hyatt Paris Vendôme, el primer hotel de lujo de la capital concebido con un estilo contemporáneo. En este hotel, la comodidad, la elegancia y un servicio impecable se unen a un diseño más joven y moderno.
Un establecimiento de alta categoría ideal para personajes famosos y estrellas de cine que busquen un poco de discreción. La Réserve Paris se preocupa por la confidencialidad. También se organizan eventos privados.
El Meurice es uno de los mejores establecimientos de París. Su decoración contemporánea y típicamente parisina es obra de Philippe Starck y su hija. Se trata de un lugar exclusivo: el restaurante principal del hotel, Le Meurice, está dirigido por el chef Yannick Alléno, que ha recibido 3 estrellas. No hace falta decir que es uno de los puntos culminantes de la estancia en este hotel. Su ubicación es ideal, justo delante del Jardín de las Tullerías. Las habitaciones están decoradas con gusto y el servicio es impecable.
El W Paris - Opéra finalmente abrió sus puertas el 28 de febrero de 2012. Así, la marca de Starwood ligada a la moda y a las tendencias se asegura un establecimiento de prestigio en París.
El hotel, situado en un edificio del siglo XIX, salta a la vista. Diseño y modernidad se combinan junto con un toque conceptual. Mejor pedir explicaciones al diseñador, ya que es difícil captar el mensaje de otra forma; aunque está claro que el W Paris-Opéra gira alrededor de un tema: The Spark. El establecimiento se define en este "centelleo", creando una unión ficticia entre el primer hotel de Nueva York y su hermano pequeño parisino.
En el corazón de la ópera, el W ya cuenta con los amantes de la marca y espera que el boca a oreja lo convierta en the place to be del barrio, junto con su restaurante y su bar.
Como anuncia el propio eslogan, este hotel es "Votre adresse à Paris" (Tu establecimiento en París): de hecho, no existen demasiados lugares como este en la capital. La diferencia entre una estancia agradable y una memorable reside en los detalles y, sin lugar a dudas, recordarás con emoción tu paso por el Vendôme. Nada más entrar, te recibirán unos porteros tan sonrientes que te sentirás como si fueses el cliente más importante del hotel. Tanto si vas por negocios como por turismo, este hotel boutique satisfará todas tus necesidades con estilo y elegancia.