Traspasada la puerta del edificio antiguo que alberga el hotel, entramos en un patio verde rodeado de un edificio en forma de "L". Dos puertas de entrada conectan el patio con los diferentes apartamentos del hotel, que dan a la calle o a ese mismo patio (con vistas muy relajadas).
El hotel ofrece varias categorías de apartamentos: del estudio de 20 m² al apartamento de cuatro habitaciones de 110 m². Preparados para familias, los apartamentos (a partir del de tres habitaciones) se distribuyen alrededor de un gran salón, un dormitorio de matrimonio y uno o dos dormitorios para niños con camas individuales. Relativamente luminosos, aunque den al edificio de enfrente en la rue Monsieur-le-Prince, los apartamentos están decorados con estilo contemporáneo con algunos elementos ligeramente africanos: una estatuilla (falsa) por aquí, un cuadro de elefantes por allá...
Los cuartos de baño ofrecen el estilo minimalista de las viviendas. Aunque cabe decir que los accesorios no son de excelente calidad: se aprecia a simple vista que no son objetos de diseño de tiendas del centro. Aunque el efecto general no es del todo desagradable.
Las cocinas ofrecen todas las comodidades modernas: lavadora, lavavajillas, horno microondas, horno y nevera (cómo no). Normalmente muy espaciosas, algunas son de un agradable estilo americano y abiertas como en los dúplex (viviendas de dos plantas).
La gran ventaja es sin duda el espacio disponible, un lujo difícil de ver en el centro de París. Aunque la calidad del mobiliario brilla por su ausencia, el ambiente general es bueno, relativamente sobrio y moderno.