No acudes al Villa Eugénie como a cualquier otro hotel: aquí vienes a buscar un estilo y una atmósfera particulares. No sería el lugar ideal para los fanáticos del diseño a la última, sino más bien el de aquellos que buscan una casa enraizada con la historia. Aquí el tiempo se detiene en pleno siglo XIX, con una decoración marcada de estilo Napoleón III. Reina un ambiente muy retro, incluso algo kitsch. El hotel es bastante pequeño (dispone de 41 habitaciones). Alberga una sala de reuniones en el sótano, de piedra a la vista, y un gran salón de té en la planta baja. En ese espacio se concentra todo el universo imperial-retro del hotel, hasta tal punto que al final crees que estás en el viejo salón de té de un Bed and Breakfast inglés. Una moqueta en verde y rojo, nada discreta, recubre el suelo, y las paredes están forradas con tejidos de seda roja. También destacan los múltiples sofás, sillones y tumbonas que contrastan con unos acicalados tonos rojos y beige. El visitante acostumbrado a lo moderno pensará que la decoración está algo anticuada, pero transmite mucha calidez y confort. El buffet continental del desayuno, que incluye charcutería y fruta, se sirve en ese mismo ambiente. Si te apetece picar algo para cenar, se ofrece una carta variada y de calidad que el Villa Eugénie encarga a un restaurante externo. Hay bastantes platos fríos, carpaccios de carne y pescado, tártaros de ternera, vino, etc.