Andorra: una parada entre lagos y montañas

Andorra, un pequeño país encajonado entre dos gigantes -Francia y España-, es uno de los más pequeños del mundo. Con una superficie de 469 km², ocupa el puesto 17 entre los países más pequeños del mundo. En plena cordillera pirenaica, este Principado ofrece numerosas facetas fascinantes, como sus espléndidos paisajes de montaña, perfectos tanto para las vacaciones de invierno como de verano.

El Principado de Andorra tiene un sistema político único, con el trono andorrano compartido entre el obispo catalán de Urgell y el jefe del Estado francés. El país está dividido en siete parroquias, el equivalente a los municipios para nosotros, que a su vez se dividen en pueblos: Canillo, Encamp, Ordino, La Massana, Sant Julia de Loria, Escaldes-Engordany y Andorra la vieille. El mayor parque natural de Andorra, el valle del Madriu-Perafita-Claror, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2004 y ocupa el 9% del país. Está formado por glaciares, valles boscosos, amplios pastos verdes y montañas rocosas.

Andorra la Vella, ciudad pintoresca, es la capital más alta de Europa, con 1.023 metros sobre el nivel del mar. Su encanto se refleja en sus tiendas, atractivos hoteles, montañas y arquitectura.

En invierno, el destino está en pleno apogeo. El paisaje montañoso se eleva hasta una altura media de 2.000 metros y es perfecto para practicar deportes de nieve: esquí, snowboard, raquetas, trineos tirados por perros y motos de nieve. La oferta es enorme. Existen algunas de las zonas de esquí más altas y extensas de los Pirineos, como las estaciones de Grandvalira y Vallnord.

En verano, Andorra es también el lugar ideal para los amantes del deporte. Los andorranos son especialmente aficionados a la escalada (más de 200 rutas), el barranquismo (como el barranco de la Coma de Ransol), la bicicleta de montaña (perfecta para admirar el sublime paisaje) y el senderismo de montaña. El clima suave hace muy agradable el senderismo de montaña, con una docena de lagos de por medio. El valle del Madriu-Perafita-Claror, en el sur del país, es Patrimonio Mundial de la UNESCO. Allí se han construido tres refugios para los excursionistas que deseen aventurarse. Todas estas actividades son accesibles también a las familias.

Los amantes de la historia y la cultura también estarán encantados en Andorra. El destino está embellecido por su arquitectura románica. Sus ermitas e iglesias en particular son pequeñas joyas de época, como la iglesia de Santa Coloma o la iglesia de San Clemente. El santuario de Meritxell, diseñado en 1976 por el arquitecto Ricardo Bofill, ofrece al visitante un espacio aireado con sus sorprendentes arcos de ladrillo blanco y negro.

Andorra no sólo es un destino ideal para el esquí y el senderismo, sino también uno de los mejores lugares para una escapada de bienestar. La capital de Andorra la Vella alberga el mayor complejo termal de Europa, Caldea, repleto de piscinas de temperatura variable, una zona termal infantil, bañeras de hidromasaje, hammams y cabinas de masaje.

La gastronomía andorrana es una fusión perfecta entre la cocina gourmet francesa y el arte culinario español. La parrilla es un método de cocción especialmente popular. Los platos típicos incluyen una plétora de embutidos, quesos de leche de oveja como el tupi, calçots y cebollas asadas. En resumen, un país delicioso que merece la pena visitar.

La lengua oficial es el catalán, pero también se hablan el francés y el español. Este destino ha conservado sus tradiciones, incluidas las numerosas fiestas patronales. Por último, el país atrae a los compradores porque, admitámoslo, todos los artículos de las tiendas están libres de impuestos. Es el lugar perfecto para hacerse con todo tipo de artículos, desde perfumes de lujo hasta ropa y bolsos de diseño. Andorra alberga varios complejos comerciales que harán las delicias de los amantes de las compras.

Un pequeño dato: Andorra no forma parte de la Unión Europea ni de la zona euro, aunque utiliza el euro. De hecho, el destino nunca ha tenido moneda propia. Antes de la introducción del euro, utilizaba la peseta española o el franco francés.