Situada en la provincia gallega de Pontevedra, a orillas del océano Atlántico, Vigo, la ciudad más poblada de la Comunidad Autónoma de Galicia, se revela como una ciudad cosmopolita y elegante, famosa por su puerto pesquero (y deportivo) y su hermoso casco histórico. Lo que en el siglo XIX no era más que un pequeño pueblecito de pescadores hoy en día presenta un curioso entramado urbano en el que lo antiguo y lo moderno caminan de la mano. La historia de Vigo se remonta varios siglos atrás, como atestiguan los casi treinta monumentos megalíticos que se encuentran en las montañas circundantes. Atractivo y no excesivamente grande, pasear por las calles de su centro histórico es una auténtica gozada, especialmente por la zona de El Berbés, cuyas callejuelas decoradas con antiguas casas de pescadores descienden desde el centro de la ciudad hacia el mar. El mercado de A Pedra también vale la pena de ver cuando viajes a Vigo. La ciudad dio su nombre a la más meridional de las Rías Baixas, unas profundas calas que recuerdan a los fiordos de Noruega. Desde el puerto se puede visitar la ría de Vigo y las islas Cíes del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, donde se encuentra una de las playas más hermosas del mundo, Rodas.
La ciudad de Vigo da para mucho y ofrece actividades para todos los gustos y presupuestos. Por ejemplo, los amantes de la naturaleza encontrarán en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia, que comprende las islas gallegas de Ons, Cíes, Sálvora y Cortegada, un edénico lugar en el que disfrutar de las cientos de especies de flora y fauna que la dotan de un encanto sin igual, así como de sus espectaculares paisajes y playas vírgenes que invitan a quedarse en este increíble lugar para siempre.
Pero no es necesario ir tan lejos para disfrutar de los excelentes arenales de los que dispone esta hermosa urbe gallega. Las playas del Vao, situada en la parroquia de Corujo, y especialmente la playa de Samil, la más grande de todo Vigo, con una extensión de más de 1.110 metros y las hermosas islas Cíes como telón de fondo, son perfectas para disfrutar de las bondades del Atlántico.
Si tienes tiempo y puedes permitírtelo, no dudes en realizar un pequeño crucero por las Islas Cíes. La experiencia vale realmente la pena.
En el apartado cultural, el Museo de Arte Contemporáneo (MARCO), el Museo-Pazo Quiñones de León, el Museo del Mar de Galicia, el Archivo fotográfico Pacheco, el Castro de Vigo, el Museo Verbum o la Fundación Laxeiro, entre otros, satisfarán el apetito intelectual del viajero.
En el centro de la ciudad, el Parque Monte del Castro es el lugar perfecto para reposar un poquito antes de continuar descubriendo los tesoros de esta ciudad, y darse una vuelta por el Mercado de la Piedra, la Iglesia de Santa María, y si eres futbolero, el estadio de Balaidos donde juega el equipo de la ciudad: el Celta de Vigo. Pero antes, no olvidéis dar un paseo por las cercanías de la emblemática Fortaleza de O Castro, uno de los puntos fuertes del sistema defensivo de la ciudad, junto con las murallas (hoy en día desparecidas) y la fortaleza de San Sebastián.
En Vigo, al igual que toda Galicia, comer bien es casi como una religión. Entre los bocados y especialidades locales más destacadas, el pescado y el marisco (pulpo, navajas, bogavantes...) se antojan como los principales protagonistas, aunque no son los únicos. Si visitas Vigo, no puedes dejar pasar la ocasión de degustar un auténtico pulpo a feira (a la gallega), así como una buena tapita de lacón con la zorza (picadillo de carne de cerdo especiada), los callos con garbanzos a la gallega, la empanada de zamburiñas, la ternera gallega, el queso de tetilla, vieiras, chocos en su tinta, las sardinas asadas; y en invierno, un tradicional cocido gallego, plato de puchero capaz de resucitar a un muerto. Raciones generosas y a buen precio que os animamos a degustar acompañadas de una buena copa de Albariño y/o Ribeiro de las Rías Baixas. Y para bajar la comida, ¿qué mejor que un cafetito gallego y un chupito de queimada u orujo de hierbas?
Dado que el buen comer es una costumbre más que sagrada en Galicia, no hay mejor suvenir de una estancia en Vigo que un buen pan gallego en cualquiera de sus muchas variedades (centeno, maíz, de bolla o de barra, de Cea, con pasas y nueces...), una empanda tradicional, embutidos como los botelos, androllas y pigureiros, quesos como el de tetilla y el San Simón da Costa; y como no, unas botellitas de Albariño y/o Ribeiro, además del clásico Orujo de Hierbas típico de Galicia. El mejor lugar para encontrar estos productos al mejor precio son los mercados de abastos que encontrarás en la ciudad.