


Con sus 38 habitaciones, el Cranley se parece más a una gran casa familiar que a un hotel. No dispone de restaurante ni sala de desayuno, sino que toda la comida se sirve en las habitaciones o (en el caso de la hora del té o del champán) en el pequeño salón situado en la recepción y decorado en un estilo 100% británico. Lo recomendamos especialmente a las parejas, ya que el hotel no cuenta con instalaciones de ocio.
- Cultura
- Bien situado
- Descanso
- Encanto