Se trata de un verdadero pulmón para la ciudad de Nueva York, con nada menos que 371 hectareas de vegetación, Central Park es unos de los sitios donde neoyorkinos y turistas se mezclan. Los domingos verás un sinfín de habitante practicar deporte, jugar al futbol o hacer picnic. Si eres un aficionado al deporte, podrás seguir los corredores a lo largo de las pistas para bicicletas o si quieres hacer un recorrido menos largo, dar la vuelta alrededor de unos de los lagos debería animarte.
Si durante tu viaje a Nueva York quieres alquiler una bicicleta, lo podrás conseguir en Central Park Beathouse para unos 9 dólares por horas. Es un poco caro pero tendrás la oportunidad de probar las famosas bicicletas californianas con su grande manillar. Si llegas en verano, tendrás que hacer una gira de barca (10 dólares por hora también en Central Park Beathouse) y si vienes en invierno es la pista de patinaje que tendrás que probar: es un clásico en Nueva York. Por fin si quieres tener una vista panorámica hacia el parque, vete al Belvedere Castle. Abierto de las 10 de la mañana a las 5 de la tarde, se trata de un promontorio con varias terrazas que ofrecen vistas maravillas. Los curiosos y cinéfilas podrán también hacer una excursión a 40 sitios donde películas fueron rodeadas así podrás caminar tras los pasos de tus actores favoritos.
¡así es Nueva York! ¡Todo es posible! Visitar los monumentos, las iglesias y los museos; pasear por las calles, siempre animadas y repletas de gente; conocer los estilistas del Soho o de TriBeCa o arruinarse en Madison. No hay que perderse Broadway o la Metropolitan Opera House y sus espectáculos de ballet y ópera. Las diferencias arquitectónicas entre los distintos barrios de la ciudad son dignas de admiración, así como Central Park. Escuchar góspel en Harlem, hacer una parada en el Lenox Lounge o en el Iridium Jazz Club para recordar que nos encontramos en la patria del jazz. Gracias al diseño típicamente estadounidense de la ciudad, es fácil orientarse por sus calles y avenidas una vez aprendido el sistema.
Downtown Manhattan alberga los centros histórico, administrativo y económico de la ciudad. Wall Street o el Financial District, ambos muy interesantes. Se recomienda visitar la Zona Cero.
Midtown se conocida por la cultura y la arquitectura. Algunos lugares a visitar son la gigantesca New York Public Library, la Morgan Library, el Museum of Modern Art o el Intrepid Sea Air Space Museum, un portaviones en pleno Manhattan. En este barrio también se encuentra el Empire State Building, el Chrysler Building, la inmensa Central Station, la Catedral de San Patricio o la sede de la ONU.
Por su parte, Uptown también reúne una impresionante colección de museos como el Metropolitan Museum, el famosísimo Guggenheim o el Whitney Museum of American Art. Así mismo, se puede visitar el American Museum of Natural History, la Frick Collection, el Jewish Museum o el Cooper Hewitt National Design Museum, las opciones nunca se acaban,
Prever un presupuesto considerable para el viaje. Es mejor cambiar los dólares en España para beneficiarse de una mejor tasa de cambio y llevar billetes pequeños. Si no se dispone de un pasaporte electrónico, hay que verificar que el pasaporte sea legible en máquina y esté efectuado entre 2001 y el 25 de octubre de 2005 incluido. Si no, habrá que llevar un visado para una estancia inferior a 90 días. La Metrocard (kilometraje ilimitado) para el metro (las 24 h) y el autobús, se vende en las estaciones. Los hoteles disponen de folletos sobre la actualidad y los lugares culturales, a menudo con descuentos (Village Voice o Time Out). Los precios en los restaurantes, hoteles, taxis y tiendas no incluyen impuestos ni propina; recuerda añadirlos. La asistencia médica es de excelente calidad aunque excesivamente cara, lo mejor es contratar un seguro que cubra los gastos médicos y la repatriación. No es posible comprar medicamentos con recetas médicas españolas por lo que mejor llevarse lo necesario para el viaje. Para acabar, recuerda respetar al máximo las normas vigentes.
En la aduana y en los lugares públicos mejor no bromear con el equipaje, el sexo opuesto o la actualidad internacional, son temas muy sensibles. No se puede entrar ningún tipo de comida importada en la aduana. El coche es mejor evitarlo a causa del tráfico y del coste del estacionamiento, es mejor ir caminando a todas partes para así descubrir el frenesí de la ciudad. Así mismo, se recomienda hospedarse en un hotel en Manhattan. Es peligroso ir en bicicleta, excepto en Central Park. Por las noche, el mejor transporte lo componen los 12 000 taxis, mucho más baratos que en nuestro país y más seguros que el metro. No se recomienda pasear solo por Harlem y Central Park por la noche. Cuidado a la hora de comprar cadenas musicales, fotografía, electrónica y falsificaciones (prohibidas); es imprescindible mostrar las facturas en la aduana. A partir de los 100 euros de compras se deberán pagar derechos de aduana.
El principal problema en cuanto a la restauración de Nueva York son las miles de opciones y es que en la Gran Manzana hay restaurantes de todo el mundo. Los menús «típicamente neoyorquinos» suelen contener bagels (panecillos redondos), blintzes (crepes rellenas), ensaladas de patata y bocadillos de pastrami y en general se proponen a precios razonables. Hay que tener cuidado por las noches ya que los precios pueden subir como la espuma. Si hay que elegir una sola calle, destacamos Bleeker Street que propone una gran variedad de restaurantes y bares.
Nueva York es una de las capitales de las compras y para ello se puede ir al Downtown, Broadway, Greenwich, Chinatown, TriBeCa y Soho para encontrar las mejores gangas y las creaciones de los jóvenes modistas. Aquellos que se lo puedan permitir visitarán la quinta avenida y Madison, mucho más selectos, barrios de lujos donde encontrar la alta costura y los perfumes de alta gama. Importante no olvidarse de llevar varias tarjetas de memoria para la cámara que se verá sometida a una dura prueba durante todo el viaje, desde los edificios hasta las curiosidades neoyorquinas, el objetivo no descansará ni un momento. Finalmente, las camisetas de hockey y los pantalones vaqueros acabarán de vaciar el monedero y añadirán un toque típicamente estadounidense a los recuerdos del viaje.