Toulouse

Ciudad rosa, estudiantil, histórica, moderna, aérea... Los adjetivos que definen el carácter múltiple de Toulouse son numerosos.

Lo que está claro es que la ciudad gascona y sus adoquines inspiran tanto a pasear tal como inspiraron a Claude Nougaro su himno de amor a esta ciudad. La Plaza del Capitolio, emblema de la ciudad, con su monumento de ocho columnas de mármol rosa en la fachada, actual sede del Ayuntamiento y del Teatro Nacional del Capitolio, es el lugar de encuentro de los habitantes de Toulouse a los que les gusta deambular, charlar o tomar algo en una terraza.

Al pasar este cruce de la ciudad, encontrarás el barrio latino de Toulouse, con su ambiente estudiantil, sus bares y sus pequeños restaurantes. A imagen de su vecina, España, cuyo idioma está muy presente, este barrio festivo está lleno de vida bien entrada la noche.

En este barrio se encuentra la Basílica de Saint-Sernin, el edificio románico más grande de Occidente, parada obligada de la peregrinación a Santiago de Compostela.

Durante este paseo por el Viejo Toulouse no te olvides de visitar el barrio de Saint-Cyprien. Tras cruzar el Garonne, descubrirás una auténtica aldea, con sus mercados de hierro, su plaza y sus callejuelas.

Uno de los edificios más bonitos de este barrio son los antiguos mataderos que datan del siglo XIX y que fueron reconvertidos en museo de arte contemporáneo. Estos Mataderos, que reúnen varias obras modernas, permiten hacerse una idea general de las corrientes artísticas posteriores a la 2ª Guerra Mundial.

Los enamorados de los espacios abiertos se dirigirán, sin lugar a dudas, a la Prairie des Filtres. Este parque, el más apreciado por los habitantes de Toulouse, es un auténtico paraíso para pasear, relajarse o practicar deporte.

Toulouse, ciudad de cultura y patrimonio, ha entendido su apertura al exterior hasta el cielo con la Ciudad del Espacio, un auténtico lugar de descubrimiento de este universo maravilloso donde podemos ver réplicas de tamaño natural de artefactos espaciales.

Pero tranquilos, este viaje a la modernidad nunca te impedirá «volver a ver una pizca de mis tejas, oh, mi país, oh Toulouose, oh Toulouse».

Sea cual sea tu régimen se impone un paseo al levantarse de la mesa: sabrosa y calórica, la cocina de Toulouse no es de las más ligeras. Lánzate a descubrir los múltiples espacios verdes de la ciudad, pasea a lo largo de los muelles del río Garonne o vete a uno de los parques de los alrededores: puedes escoger entre el parque de ocio de Sesquieres, el Pech David, la isla de Ramier, La Ramée y Les Argoulets.

Los apasionados del golf se alegrarán. Los terrenos más cercanos son los de Téoula (a 15 minutos del centro, ofrece un 18 agujeros cuidado y agradable), de la Ramée (un 18 agujeros y un 9 en el centro de la reserva del mismo nombre), o el golf de Seilh (auténtico paraíso de los golfistas, ofrece dos greens de 18 agujeros y múltiples acondicionamientos en un entorno excepcional que incluye un hotel, un restaurante, varias piscinas y diversas instalaciones).
A más o menos 1 hora de camino están los golfs de Estolosa en Drémil Lafage, el de St Gabriel en Montrabé, el terrain de Toulouse en la Vieja Toulouse y el golf de Palmola en Buzet sur Tarn.

Una cosa es segura: esta ciudad gascona de calles pavimentadas inspirará tus paseos, como inspiró a Claude Nougaro el himno del amor por su ciudad. La plaza del Capitole, el emblema de la ciudad, con su monumento con ocho columnas de mármol rosa en la fachada, sede actual del ayuntamiento y del Théâtre National du Capitole, es un lugar de encuentro para los habitantes de Toulouse que vienen a dar una vuelta, hablar o tomar algo en una terraza.

Más allá de este punto de referencia está el «quartier latin» (barrio latino) de Toulouse, con su ambiente estudiantil, sus cafés y pequeños restaurantes. Como en la cercana España, cuya lengua está muy presente, este barrio alegre está lleno de vida hasta la madrugada.

En él se puede visitar la basílica de Saint-Sernin, el mayor edificio románico de Occidente, que sigue siendo una etapa indispensable de la peregrinación a Compostela.

Esta corta visita a la ciudad antigua se termina necesariamente con la visita al barrio de Saint-Cyprien. Basta con cruzar el río Garonne para encontrarse de nuevo en un pequeño pueblo con sus mercados con tejados de hierro, su plaza y sus callejuelas.

Una de las construcciones más hermosas del barrio son los antiguos mataderos del siglo XIX, transformados en museo de arte contemporáneo. Cuenta con muchas obras modernas y ofrece una visión global de las corrientes artísticas que se sucedieron tras la Segunda Guerra Mundial.

Una cierta originalidad caracteriza la gestión de la ciudad.
Entre las iniciativas comunales más recientes, se ha hablado mucho de las aceras como medio para recuperar la energía de los pasos para iluminar las farolas (un estreno mundial).

En 2004, se puso en marcha un plan de iluminación diseñado para iluminar mejor los monumentos por la noche al tiempo que se protegía el medioambiente.

Te aconsejamos evitar convertirte en vegetariano o abstemio el día antes de salir hacia Toulouse: sería una pena no poder probar la mayoría de los platos tradicionales a base de carne regados por un buen vino.

En cuanto a los aspectos más prácticos, es bastante difícil indicar qué cosas no hacer: simplemente recomendamos prestar atención en barrios como Bagatelle, Mirail y Empalot. Infórmate siempre antes de salir por la noche, evitarás sorpresas desagradables.

Descubre Toulouse comiendo. Escoge un buen restaurante del centro y pide un caviar de berenjenas (una especie de salsa de berenjena aderezada con aceite y ajo muy suculenta) y un «magret» de pato, para descubrir los sabores de la cocina del suroeste. Si estás a régimen, sáltatelo hasta el día siguiente, si eres vegetariano, insiste: acabarás por encontrar una gran elección de platos sin carne.

Un paquete de caramelos de violeta.
La esencia de la violeta, el emblema de la ciudad, queda capturada en estos caramelos de sabor delicado, un buen regalo en su envase de papel de arroz. De esta flor se extrae toda una gama de productos como sirope de violeta, licor, miel, incienso, perfume, etc.

En el terreno gastronómico, no faltan ideas para regalos: la «cassoulet», el «foie-gras», la salchicha de Toulouse, o una botella de Gaillac o Cahors.
Hay donde elegir.