En un edificio Art Deco clasificado, que antiguamente fue un banco, en el 2009 se instaló el Mandarín Oriental de Barcelona tras una importante obra de restauración. Pasando la puerta de este imponente inmueble llama la atención la rampa de acceso -en medio de un patio de luz- entre el bullicio externo y el vestíbulo del hotel. Los cómodos salones de la entrada lucen colores claritos (tanto los sillones como la moqueta) y están rodeados de negocios de marcas tan conocidas como Manolo Blahnik, Brioni o Tiffany's. Aquí por supuesto el conserje permanece a disposición de los huéspedes las 24 horas. Desde la organización del espacio hasta la concepción del mobiliario pasando por los tapices hechos a mano, todo fue sabiamente orquestado por Patricia Urquiola que contó a su vez con la colaboración de marcas famosas como B&B Italia, DePadova, Flos y Moroso. Descubrirás a lo largo de tu estancia piezas únicas como el muy tradicional sillón Chesterfield en el hall de entrada, el de estilo escandinavo situado en el restaurante Moment's o el tapiz escoses del Banker's Bar que recuerda los antiguos clubs británicos. En este mismo bar notarás un detalle muy curioso que recuerda los orígenes del edificio: las antiguas cajas fuertes presentes en uno de sus muros. En el Mandarin Oriental de Barcelona, cada planta ostenta una decoración un poco diferente. En la novena, exclusivamente reservada a los huéspedes, el terrat, una magnifica terraza con vistas al Paseo de Gracia abre durante la primavera y el verano. Allí se puede disfrutar de un refresco cómodamente instalado con los pies en el agua (una pequeña piscina permite refrescarse hasta los tobillos) o en una de las tumbonas. El spa (la antigua cámara acorazada del banco) ocupa una superficie nada menos que de 1.000 m2, debajo de la recepción y se basa en la filosofía oriental. Se presenta como un oasis dentro del hotel. Los huéspedes acceden libremente a la piscina, un rectángulo con sorprendentes colores verdes. Todos los tratamientos, propuestos en las ocho cabinas, fueron diseñados exclusivamente para la marca Mandarín Oriental. También reúne dos cabinas para parejas, una sala de fitness con programa de entrenamiento y un hammam. Cualquier tratamiento comienza con el tradicional ritual del té. Este amplio y agradable espacio comprende una boutique donde se venden los productos de belleza de la marca y ropa especial para el baño. Detalle importante: para asegurar la privacidad de los clientes, el ascensor que conduce al spa no pasa por la recepción.