En 1995, casi 90 años después de su construcción, se restauraron el sótano, la planta baja y el primer piso de la casa, es decir, casi 1 840 m². Hasta 2002 no se abrió al público una parte del edificio. Desde entonces, a medida que se han ido realizando reparaciones, se ha podido acceder a nuevas estancias, como el desván y el tejado. En 2013 se abrió casi la totalidad del recinto. Los detalles del proceso de construcción se revelan a los curiosos.
Se han desarrollado varias interpretaciones sobre el significado de los colores y las formas de las fachadas. La más relevante es que Antonio Gaudí se inspiró en los fondos marinos, de ahí el predominio del azul marino. El diseño de la Casa Batllò lo hizo como un organismo vivo, en el que cada elemento tiene su lugar y su función. La casa sería así, para algunos, una especie de refugio marino que protege al habitante del mundo exterior. Por desgracia, el arquitecto catalán nunca se expresó realmente sobre el significado de su obra.