El hotel Omm abrió sus puertas en el 2003, generando muchas expectativas. De hecho reúne una oferta gastronómica de altos vuelos, un amplio spa y un diseño rebuscado. El vestíbulo luce tonos grises, violetas, negros y naranja. Junto al mostrador de recepción rojo, bien luminoso al encontrarse frente a una vidriera, nos llamaron la atención los cubos decorativos apodados con los nombres de los nietos de la dueña. De hecho, ¡la decoración también es asunto de familia! La moderna chimenea central trona en medio del salón donde cuelgan unas lámparas redondeadas del techo. Pasando esta zona se llega al bar con sus taburetes altos y su luz tenue. Abierto de la una de la tarde hasta la una de la mañana, propone por las noches una amplia carta de copas y cambia totalmente de aspecto los jueves, viernes y sábados gracias a la presencia de un Dj. Si subes a la última planta, toda recubierta de teca, descubrirás una bonita terraza con suntuosas vistas a la ciudad condal y en especial a la Pedrera y a la Sagrada Familia. Allí se encuentra la piscina y un bar que abre durante el verano. Otro de los puntos fuertes del hotel reside en su amplio spa de estilo asiático. Sobrio y dotado de luz tenue, cuenta con varias áreas. Un primer salón con banquitos negros de madera, una zona de acceso libre para los huéspedes que comprende pediluvio, hammam, fuente de hielo, un gimnasio (las clases de Pilates se cobran aparte), y cuatro cabinas de tratamientos: un tatami, una cabina de ayurveda, una camilla de mármol caliente y una equipada para los tratamientos anti-celulíticos. ¡Y si tu pelo te preocupa dirígete a la peluquería del Omm donde se comercializa, nada menos que el primer champú inteligente (Truffle by Fuente)! A base de polvo de diamante, meteoritos y trufas blancas, este producto tiene la particularidad, según nos explicaron, de reconocer la fibra del cabello y saber si necesita hidratación o al revés perder la grasa. Vendido 300 euros la botella, su precio no destaca por su inteligencia?