Como en los otros Mama Shelter, el de Burdeos no tiene una fachada exterior que permita adivinar lo que se esconde detrás. Es la fachada de un edificio administrativo de estilo años 30-40.
Hay que traspasar la puerta de entrada para darse cuenta de que es un Mama Shelter con su universo Starck. Quienes conozcan alguno de los otros Mama Shelter pueden abstenerse de leer las líneas que vienen a continuación, ya que el concepto global es el mismo para todos los hoteles.
Aquellos que no los conozcan y esperen con impaciencia a que el Mama Shelter llegue a su ciudad, o quienes simplemente sientan curiosidad, se verán transportados a otro mundo. Atención, visitante: debes saber que penetras en la cabeza de Philippe Starck. Desde el primer momento algunos pensarán que al menos es un caos bonito. La mayoría reconocerá el talento del diseñador para crear una mezcla ordenada de forma moderna y artística.
Tanto el vestíbulo como la sala del bar/restaurante se puede decir que están llenos de objetos heteróclitos, muebles diferentes, colores y estilos. En resumen, el toque Mama Shelter se caracteriza por techos cubiertos de grafitis, caretas de personajes para los niños, mesas altas y bajas, sillones de diseño, banquetas, lámparas de todos los estilos, un futbolín gigante, guirnaldas de bolas colgadas a lo largo del inmenso bar y columnas de hormigón visto.
Aunque el conjunto podría parecer un poco cajón de sastre, todo está estudiado para crear una atmósfera lúdica y moderna. No hay duda de que toda la gente moderna de Burdeos disfrutará los días de sol con las impresionantes vistas que ofrece la terraza de 300 m² situada en la azotea.
En cuanto a las habitaciones, el contraste con las zonas comunes es increíble. Las 97 habitaciones se distribuyen en 5 plantas y brillan por su sobriedad. Aquí reina el ascetismo, solo hay una mesa blanca, un armario, taburetes, una silla y un i-Mac donde se pueden ver muchas películas gratis, consultar el correo electrónico, escuchar música o hacerse una foto.