Destinos ideales para las vacaciones de Semana Santa que tienes que reservar desde ya

La realidad es que cualquier excusa es perfecta para ir a Sevilla, y quizá no puedes tomarte una semana entera de vacaciones, así que hacer un viaje local es una excelente idea. Visita la Catedral y su Giralda, el Real Alcázar (que es uno de los más antiguos del mundo), la Plaza España, el Parque María Luisa y el Barrio de Santa Cruz. Aprovecha también para degustar unas papas aliñás y una pringá, que no te vas a arrepentir.

A ver, que no por nada esta ciudad se ha vuelto uno de los destinos más codiciados. Entre comida deliciosa, el ambiente más guay y montones de actividades por hacer, esta ciudad portuguesa es un planazo. Nuestro lugar favorito es la Fundación Serralves, que tiene exposiciones de arte contemporáneo en un parque extraordinario: arte, jardines, fuentes y arquitectura. La ciudad de los cinco picos está repleta de cafés deliciosos, terrazas para tomar sangría y barrios con mucha historia y aún más encanto.

Esta ciudad del sur de Francia es perfecta para visitar en Semana Santa, cuando aún no se llena de visitantes deseosos de sus playas. Con este je ne sais quoi de las grandes ciudades que dan al Mediterráneo, agitadas y calmas a la vez, llenas de personalidad y tesoros a encontrar, Marsella es una buenísima idea para unos días de paseo. Aunque las partes modernas y de lujo han acaparado las miradas últimamente, no hay que perderse sus monumentos históricos: la Basílica de Notre-Dame de la Garde y el Vieux-Port.

Esta ciudad isleña se construye sobre una cultura que no se replica en ningún otro lado; comida extraordinaria, historia que se despega de las paredes y una decadencia única, encantadora, inexplicablemente atractiva. Hay muchas cosas a visitar, pero es absolutamente imprescindible conocer la Capilla Palatina —que no debe de confundirse con la Catedral, aunque también es bellísima—, donde se mezclan gráficos árabes, asiáticos y cristianos en un espectáculo que, sin exagerar, quita el aliento. También vale la pena visitar los talleres de los titiriteros, que con una maestría sin igual crean personajes para contar las historias épicas sobre las cuales descansa la idiosincrasia de esta isla.

Rumania es demasiado ignorada para lo extraordinaria que es. Su capital, además de ser mucho más barata que casi cualquier otra ciudad europea, tiene una vida urbana fuera de serie, con un ritmo que no se ve en otras partes. La arquitectura de la ciudad recuenta la historia de lo que aquí ha pasado, mostrando como el este del continente tiene una riqueza que no se ve en el lado occidental. Desde la imponente Plaza de la Revolución, testigo de importantes acontecimientos históricos, hasta el pintoresco Caru Cu Bere, un emblemático local donde se celebran conciertos, Bucarest conquista con su diversidad.

Este pequeñísimo país es una opción perfecta para quienes prefieren los destinos ordenados, puntuales, de cuentas claras. La ciudad de Luxemburgo, la capital del país, conserva un casco histórico impecable y es un sitio de patrimonio de la UNESCO. Además, el país ofrece una amplia gama de actividades al aire libre, como senderismo y ciclismo, gracias a su hermoso paisaje. Por último, Luxemburgo cuenta con un excelente sistema de tránsito que hace que sea fácil y asequible moverse por el país, lo que permite a los visitantes explorar sus numerosas atracciones de manera eficiente.