Lisboa es una ciudad a parte, con colores cálidos y dorados, situada a orillas del Tajo y rodeada por 7 colinas. El agradable ambiente atrae a numerosos turistas de fin de semana. A la hora de viajar a la ciudad, te ofrecerá numerosas curiosidades para descubrir y sobre todo una ambiente muy agradable. Sus calles hacia el Tajo, visible en el horizonte, recuerdan a una postal. Sus calles animadas de la Alfama donde se oyen fados que invitan a la melancolía. El barrio artístico y bohemio del Bairro Alto es un lugar mítico en las noches de la capital portuguesa. Lisboa se descubre a pie o en su histórico tranvía nº 28.
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Deambular por los barrios del Rossio, Chiado y Bairro Alto. Escuchar un fado en las casas do fado, en el barrio de la Alfama.
Por la noche, probar la Ginja (bebida alcohólica a base de guindas) en las Ginjinhas. Estos pequeños "bares" típicamente lisboetas son una auténtica institución donde se mezclan todas las clases sociales. Se bebe el chupito de Ginja tranquilamente en la acera.
Coger los míticos tranvías amarillos de la ciudad (como el tranvía 28) y los elevadores (de Santa Justa, da bica o da gloria). Admirar la ciudad desde lo alto de sus numerosos miradores (Santa Catarina, Santa Luzia o Senhora do Monte). También podrás descubrir Lisboa desde el Tajo en un crucero.
Por la noche, sal por los muelles rehabilitados. Bares, discotecas y restaurantes de moda atraen a la juventud lisboeta.
Dar un paseo por el rastro, la feira de Ladra (feria de la ladrona), en el campo de Santa Clara.
La capital portuguesa esconde varios monumentos y curiosidades. Primero debes pasear por los diferentes barrios para sentir la atmósfera de la ciudad. Luego puedes visitar el castillo de Sao Jorge, o la catedral Sé. Visita también la torre de Belém, monumento emblemático de Lisboa. Descubre el monasterio de los Jerónimos, joya del arte manuelino. Éste fue declarado patrimonio mundial de la Unesco en 1983. Los amantes de los museos podrán disfrutar del museo Calouste-Gulbenkian. Los niños preferirán "nadar" en compañía de pingüinos, rayas, tiburones u otros túnidos en un enorme acuario, el oceanario. Este último se encuentra en la zona de la exposición universal de 1998. Se organiza en torno a 5 temas, los 5 diferentes ecosistemas.
Llévate unos zapatos cómodos ya que la mayoría de la ciudad se visita a pie pero para ello hay que pasar de una colina a otra y a veces las subidas son empinadas.
Evita visitar la ciudad con zapatos de tacón, tus pies lo lamentarán.
Lisboa es una ciudad donde se puede comer bien y en cantidad. Y para ello no necesitarás ir a un restaurante chic. Abre la puerta de los numerosos pequeños restaurantes típicos y prueba los buñuelos de bacalao, las sardinas asadas, el queso de montaña o los embutidos (el jamón). Al mediodía, podrás comer fácilmente algo rápido en las numerosas tabernas y degustar sus diferentes bocadillos (sandes), empanadillas o buñuelos (empadas) o los buñuelos de bacalao.
Prueba también la sopa o una de sus míticas recetas a base de bacalao. Dicen que hay 365 maneras de cocinar el bacalao. ¡Tú eliges!
Si te gustan las especialidades alcohólicas, llévate como souvenir una Ginja. Es un aperitivo de Lisboa, a base de guindas y se degusta en las numerosas Ginjinhas, está de vicio. Otro aperitivo, el moscatel de Setubal. Otra especialidad culinaria de Lisboa: los pasteles de nata, excelentes flanes espolvoreados con canela y azúcar glass (para comer tibio) que podrás comprar en la famosa pastelería situada cerca del monasterio de los Jerónimos. La encontrarás fácilmente al ver a la gente haciendo cola en la acera.
También puedes traerte bordados, encaje, cerámica, joyas o los famosos azulejos de loza azul. Los amantes del fado encontrarán numerosos cds para elegir.
No olvides que Lisboa es una ciudad ideal para encontrar calzado. Hay numerosas tiendas de calzado diseminadas por la ciudad.