Moderna, festiva, cosmopolita, hiperturística... Los numerosos calificativos que se ciernen sobre la isla estrella de las Cícladas a veces nos hacen olvidar que ante todo es una de las más bellas y de las más típicas. En las callejuelas blancas de este gran pueblo te cruzarás con muchos clientes de locales nocturnos, pero también podrás ver a un viejo pescador vendiendo pescado en el puerto, a un divertido pelícano o a un campesino tirando de un burro cargado hasta arriba. Es una de las ventajas de Mikonos, que ha sabido preservar su patrimonio natural e histórico pese a la afluencia turística y a las numerosas construcciones que emergen en los casi 80 km de costa. La arquitectura típica de las Cícladas (pequeñas construcciones cuadradas de una o dos plantas blanqueadas con cal y con contraventanas azules) se ha respetado tanto en las fabulosas playas del sur de la isla (Livadi, Elia Beach, etc.) como en el interior (se pueden visitar, por ejemplo, los monasterios de Panagia Tourliani o Palaiokastrou). Los hoteles tampoco son una excepción de esta norma. Aunque se puede encontrar una amplia gama de establecimientos (desde el pequeño hotel familiar en las zonas más elevadas de Mikonos hasta el complejo balneario de 150 habitaciones), estos últimos siempre se integran en el entorno.
Los amantes del buceo podrán dedicarse a su pasión, en particular en la costa sur, donde encontrarán clubes (en Platys Gialos, Paradise Beach o incluso Ornos).
Atención a la afluencia de gente que satura numerosos lugares de la isla y que dispara los precios de las habitaciones.
Pescado en cantidad, es la ventaja de las islas. Pero también la ensalada griega, tsatsiki... En Parikia abundan pequeños restaurantes donde podrás encontrar estos platos a precios razonables.