Descubrir las Cícladas desde Mykonos

Al noroeste de Mykonos, la enorme silueta de Tinos es casi siempre visible, ya que las dos islas están muy cerca (entre 15 y 35 minutos de travesía). En la mitología, Tinos era la isla de Eolo, el dios del viento, lo que dice mucho de sus condiciones climáticas.

Tinos está tan cerca, pero tan lejos, tan lejos del ambiente de Mykonos: ¡es difícil encontrar dos polos tan opuestos! Tinos es una isla muy religiosa, en cierto modo comparable a la versión griega de Lourdes. En Chora, capital y principal puerto de la isla, un importante santuario, la iglesia de Panagia Evangelístria, alberga un icono muy sagrado de la Virgen, venerado en toda Grecia. Es objeto de constantes procesiones, con peregrinos, a menudo ancianos, que cruzan la ciudad de rodillas para llegar al santuario.

Si te quedas más de un día, Tinos también es conocida por sus preciosos pueblos cicládicos, aún preservados de demasiados turistas. Una visita obligada.

Llegar a Siros desde Mykonos siempre es una sorpresa: como capital administrativa de las Cícladas, el puerto de Ermoupoli tiene el aspecto de una ciudad ajetreada, con astilleros, grúas, cargueros y un intenso tráfico de transbordadores.

Esto, aunque seguro que cambia el ambiente, no la hace un mal lugar para visitar. Un paseo por el laberinto de callejuelas de Ermúpoli, sorprendentemente densas y extensas lo demuestra: la arquitectura neoclásica contrasta con la de las Cícladas, como en la plaza Miaouli, que da la sensación de estar en otro archipiélago.

La excursión de un día a Ermúpoli es fácil (entre 30 minutos y 1h30 de travesía), con varias conexiones diarias desde Mykonos. Pero para explorar el resto de Syros, hay que quedarse más tiempo.

Naxos es la mayor, más alta y más densamente poblada de las Cícladas. Aquí, la vida y la actividad económica se mantienen todo el año, gracias a sus canteras de mármol, la agricultura y la ganadería. Los productos son autóctonos de Naxos, ¡y es raro encontrarse en las Cícladas con rebaños de vacas!

Muy animada en verano y cercana a Mykonos (de 40min a 1h15 de travesía), Naxos conserva un auténtico ambiente típico griego. En Chora, se puede admirar el Kastro veneciano, perderse por las callejuelas cicládicas, pasear por el puerto y hacerse una foto al atardecer en la Puerta de Apolo, frente a Delos.

Por lo demás, la isla bien merece una visita de unos días por sus paradisíacas playas de arena, sus pueblos tradicionales, su gastronomía y sus rutas de senderismo, entre las que destaca la imprescindible ascensión al monte Zeus, el pico más alto de las Cícladas, con 1.000 metros de altitud.

Paros se está consolidando como destino de moda en las Cícladas, conocido por su ambiente chic y festivo, como el puerto deportivo de Naoussa, donde se reúne la jet set en verano. ¿Suficiente para hacer sombra a Mykonos?

Paros también destaca por su gran tamaño y la riqueza de su patrimonio histórico y natural. Parikia, puerto y capital de la isla, es un buen ejemplo de ello: enclavada en el corazón de una magnífica bahía, muy activa al atardecer, alberga también uno de los monumentos más notables de las Cícladas, la basílica bizantina de Panagia Ekatontapiliani.

Dada la vida nocturna de Paros, merece la pena pasar allí aunque sólo sea una noche, gracias a las frecuentes conexiones (de 45 minutos a 1 hora de travesía) con Mykonos en temporada.

En las Cícladas, sólo una isla puede rivalizar con la popularidad de Mykonos: Santorini es una isla volcánica cuya caldera ofrece un paisaje de singular belleza. ¡Sería una pena perdérsela!

Aunque no esté a la vista, es muy fácil llegar a Santorini desde Mykonos (2h a 3h de travesía) con varias conexiones diarias en temporada. Lo ideal es quedarse al menos una noche, o incluso más, para contemplar los pueblos blancos de Fira y Oia, situados junto a los acantilados, y hacer muchas fotos del increíble paisaje.

Santorini también tiene aeropuerto, así que ¿por qué no llegar a Mykonos y salir desde Santorini (y viceversa)?