Aunque de reciente desarrollo, Ornos, como el resto de la isla, ha sabido conservar su arquitectura cicládica, lo que le confiere un cierto encanto local. Hay algunos supermercados, muchos cafés, restaurantes y bares donde salir por la noche... ¡Nadie se instala en Ornos sólo por sus viejas piedras! Aquí, las vacaciones son al estilo de Mykonos, animadas, deportivas y nunca lejos de la playa.
Ornos tiene incluso dos playas. Al sur, la playa de Ornos cuenta con todas las ventajas de la costa meridional de Mykonos: un mar cristalino y poco profundo, tranquilo y protegido del viento (de ahí la frecuente presencia de yates de lujo fondeados), con una confortable arena rubia, de la que sólo unos pocos centímetros cuadrados no están cubiertos de tumbonas.
Los chiringuitos existen desde hace mucho tiempo, pero el ambiente sigue siendo más bien familiar, y aunque Ornos es animada, no es el lugar donde más fiesta hay en Mykonos.