El establecimiento tiene forma de anfiteatro. Como está orientado al mar, no se aprecia bien su tamaño desde fuera. La orientación dota de unas vistas preciosas a la recepción y a otras muchas partes del hotel. El vestíbulo es bastante frío, aunque rapidamente destacan el ambiente moderno y la decoración: mobiliario de madera oscura en contraste con los sofás, los sillones con colores pastel. Desde este punto podremos disfrutar de las vistas al mar, o bien desde el exterior, desde la terraza con grandes sofás de mimbre y los cojines de un blanco nuclear.
La zona de más actividad del hotel está separada de este lugar por varios escalones: ¡las piscinas! La primera de ellas está rodeada por el restaurante, donde se sirve el desayuno. Es bastante grande, aunque su forma rectangular le resta todo su encanto. La segunda piscina está instalada delante del segundo restaurante, un lugar donde los clientes podrán almorzar y cenar. No hay que decir que no hay que pagar por las tumbonas, las sombrillas y las toallas. El Santa Marina cuenta asimismo con un spa, el Lotus Spa, en el que se ofrecen distintos tipos de tratamientos: tratamientos a base de miel, con barro oriental, con zanahorias...