Para crear semejante paraje geológico, los elementos de la naturaleza -aire, agua y viento- han tenido que trabajar al unísono durante miles, e incluso más, miles de millones de años. La belleza de este paraje natural puede atribuirse al río Colorado, que durante siglos y siglos esculpió el suelo de Arizona, creando cavernas subterráneas y cañones de cientos de metros de profundidad. El regalo que nos ha hecho la Madre Naturaleza es una auténtica proeza natural.
