Las bastidas, o pueblos fortificados construidos en la Edad Media, fueron construidas en el siglo XIII por los señores locales para afirmar la autoridad del rey de Francia. La Bastida de Armagnac se fundó en 1221 por iniciativa del conde de Armagnac. Fue un nuevo concepto de urbanismo, con edificios dispuestos alrededor de una gran plaza central, el corazón de la ciudad. Al rey Enrique IV le gustaba visitar La Bastide, donde se alojaba en una casa con vistas a la Place Royale, donde, según la tradición, vivía una de sus amantes: La maison Malartic. La leyenda cuenta que se inspiró en esta plaza para construir la plaza de los Vosgos de París.
