Descubrir Morbihan también significa visitar una de sus maravillosas islas, pequeñas joyas de naturaleza virgen en medio del océano. Belle-île-en-mer, la estrella insular absoluta del sur de Bretaña, suele ser el centro de atención, pero nuestro corazón está con la cautivadora isla de Groix, más salvaje y auténtica que su hermana, que conserva una identidad única en perfecta armonía con la naturaleza. Situada frente a las costas de Lorient, su originalidad procede ante todo de varias curiosidades geológicas: la playa de Sables Blancs, que más allá de su aspecto idílico es la única playa convexa de Europa, y el Trou de l'Enfer, una impresionante falla entre los acantilados donde se desatan los elementos, escenario de numerosas leyendas.
Gracias a su posición privilegiada en las rutas marítimas, la zona apodada "el guijarro de Bretaña" también es rica en historia, como atestiguan los numerosos monumentos megalíticos que se conservan, sin olvidar el famoso enterramiento vikingo, un hallazgo único en Francia. Además de los sublimes paisajes y los pintorescos pueblos pesqueros que descubrirá en bicicleta, la isla de Groix, con su animado puerto y su festival anual de cine, le conquistará por su sencillez y amabilidad.