En constante evolución, siempre ofrecen una experiencia diferente. Con la marea baja, el mar se aleja dejando al aire libre kilómetros de playa de arena, sembrada en algunos lugares de bouchots (criaderos de mejillones): es aquí donde se cría el mejillón de la bahía del Somme. Durante las mareas vivas, el paisaje cambia radicalmente, y la espuma de las olas lame las altas dunas de arena, verdadero cordón protector. Si a esto se añaden las variaciones del tiempo, con cielos que van del azul brillante al gris plomizo, ¡es imposible cansarse de los paisajes marinos de Picardía!
Numerosas rutas de senderismo atraviesan el bosque para llegar a estas playas salvajes, como el sendero Bout des Crocs: en su totalidad, le llevará alrededor de Marquenterre para recorrer varios kilómetros sobre la arena, después a través de las dunas, el bosque y las marismas... ¡dividido en tramos para limitar la dificultad!