Estaba allí, a menos de 7 kilómetros de la costa egipcia, frente al puerto de Alejandría, justo en el fondo del mar. Uno pensaría que había que buscar allí. Bueno, en realidad no, porque en 1996 elIEASM (Instituto Europeo de Arqueología Subacuática) elaboró el mapa más preciso posible de la zona en la que podían hallarse esos restos. Para ello, los equipos del Instituto combinaron datos de antiguos relatos griegos y latinos que describían las ciudades perdidas de Canopus y Thônis-Héracléion con un análisis geofísico de la bahía de Aboukir, adyacente a Alejandría, para determinar la zonificación del territorio hundido.
