Cultivada desde el siglo XVIII, la hoja de té llegó a la isla por iniciativa de Pierre Poivre, administrador colonial. Desde entonces, este cultivo ha arraigado en suelo mauriciano. Para descubrir este fascinante patrimonio, un itinerario denominado "Ruta del Té" recorre tres lugares clave desde Curepipe: los exuberantes paisajes verdes de Bois Chéri y las antiguas mansiones de las plantaciones, como Domaine des Aubineaux y Saint Aubin.
