Construida en el siglo XIII, tras la Reconquista cristiana de Valencia, la catedral de Santa María se levantó sobre las ruinas de la mezquita de Balansia, que ya había servido como lugar de culto cristiano cuando la creación del reino de Valencia por Jaime I el Conquistador. Si el edificio puede parecer un poco simple a primera vista, es porque se construyó con prisas: las autoridades religiosas querían destruir la mezquita, signo de la dominación musulmana, para sustituirla por una catedral que simboliza la vuelta de Valencia a manos cristianas.
