Carcasona es un mundo en sí misma.
Inmensa pero surcada por calles y callejuelas, protectora pero al aire libre, imponente pero bulliciosa como Occitania, la ciudad medieval es como un torbellino que le lleva a todas partes. A su antojo, claro. Vista desde arriba, su plano se asemeja al tablero de un juego de mesa, con sus monumentos, etapas y pasajes obligatorios.
Si quiere probar todas las atracciones, lo que probablemente sea el caso dado que ha recorrido un largo camino, lo ideal es que necesite varios días. Sobre todo si es aficionado a la buena mesa y al buen vino, donde el tiempo se detiene mientras charla con los ángeles, la motivación que trajo a tantos de ellos hasta aquí en primer lugar. Y para volver.
Por supuesto, si sólo está aquí un fin de semana, la cosa cambia. Dicho esto, para hacerse una idea de todo, bastarán dos días, siempre que se haya preparado bien para su corta estancia y no se quede demasiado tiempo en la mesa.