El barrio del Vieux Lyon: entre edificios religiosos y traboules (callejuelas)

Pasee por las coloridas calles del Vieux-Lyon, mezcla de arquitectura medieval y renacentista. El barrio vivió su época dorada durante el Renacimiento, tras siglos de actividad religiosa y comercial. Se construyeron traboules y se celebraron cuatro ferias que atrajeron turistas al distrito. La arquitectura actual, renovada después de la guerra, procede de este periodo clave para el Vieux Lyon. Muy inspirados en el saber hacer italiano, tras la llegada de familias de banqueros y comerciantes, los edificios son estrechos y llenos de encanto.

Antaño pequeños pasadizos construidos para cruzar de una calle a otra, a través de los patios de los edificios, las traboules son hoy una atracción emblemática de la ciudad. En total, se han creado más de 300 aberturas desde el siglo IV. Hoy en día, no todas son accesibles, pero aún quedan suficientes para descubrir las joyas de los patios lioneses.

Para identificarlos, los edificios exhiben una placa amarilla con una cabeza de león en Vieux-Lyon, y una placa de bronce en forma de escudo en el barrio de la Croix-Rousse. Entre la rue Saint-Jean y la rue du Boeuf, una larga traboule atraviesa varios edificios y sigue siendo muy útil hoy en día para los residentes. Si desea ver la llamada Tour Rose (Torre Rosa), también puede visitar la rue du Boeuf, en un patio lleno de carácter y muy codiciado por los turistas.

Cuna del creador de Guignol **, Saint-Paul**, al norte del Vieux Lyon, tiene una fuerte influencia de Guignol. Una visita al Théâtre de Guignol le hará retroceder dos siglos. Laurent Mourguet, antiguo canut, se convirtió en mercader-forain y fue durante este periodo cuando nació su famosa marioneta. Durante su paseo, tómese el tiempo de pasar por la Maison Mourguet, donde vivió y actuó durante casi 40 años.

Desde la casa, la rue Juiverie y su ambiente medieval conducen a los visitantes a la Place du Change. Esta coqueta placita y su templo, refugio de banqueros italianos durante el Renacimiento, ofrecen un poco de grandeza y espacio entre las íntimas calles del barrio. Para contemplar durante más tiempo la Torre Rosa de Saint-Paul, tome asiento en el patio de comidas Food Traboule. En un marco pintoresco, dos plantas de restauradores y su variada gastronomía ponen a todos de acuerdo, antes de acomodarse bajo el techo acristalado ysu inmejorable vista.

Monumento principal del Vieux Lyon, la catedral de Saint-Jean atrae a numerosos turistas al barrio de Saint-Jean. Su estilo gótico y sus impresionantes vidrieras le dejarán boquiabierto. Enfrente, la plaza del mismo nombre y su fuente son perfectas para añadir a su álbum de fotos.

Recorra paso a paso la rue Saint-Jean, con sus tiendas, restaurantes y bares. Si le apetece (y tiene hambre), en el bouchon Le Vieux Lyon le servirán platos típicos de la zona, ¡así seguro que se sumerge en la cultura local! Otro gran monumento La Maison des Avocats, con sus numerosas viviendas y su galería de estilo florentino, es una visita obligada en la calle. No le contaremos más, descúbrala usted mismo, bajo la atenta mirada de la estatua de un león...

Mucho menos turístico, el barrio de Saint-Georges está habitado por lyoneses con ganas de centro, pero combinadas con una calma regia. Todo el mundo conoce a su vecino, y tradiciones como el Carnaval, organizado por la asociación de Dragones, ¡son sagradas! La arquitectura renacentista sigue patente en las calles, aunque un poco más deteriorada.

A dos pasos del bullicio de Saint-Jean, el contraste es sorprendente, pero un tranquilo paseo por el Saona es muy agradable al final del día. Vivir en Saint-Georges es como vivir en el Viejo Lyon, ¡sin limitaciones!

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