Entre llamas azules y un lago turquesa está Kawah Ijen, el volcán más sobrenatural de Indonesia

Kawah Ijen, con su lago extremadamente ácido, está situado en Java Oriental. Este volcán, aún activo, entró en erupción por última vez en 2002. Pero la zona está vigilada, así que se pueden visitar los alrededores y subir a la cima del cráter sin riesgo de acabar en una colada de lava.

Hay varias excursiones disponibles para descubrir esta maravilla natural, que a veces puede resultar un poco agresiva. De hecho, este volcán bastante inusual libera azufre que se evapora en forma de humo (que es mejor no respirar demasiado). Por la noche, el azufre ardiente crea llamas azules, un fenómeno especial visible sólo en dos lugares del mundo, cerca del lago.

Para disfrutar al máximo de la experiencia y ver lo que depara el volcán, lo mejor es comenzar la excursión por la noche, concretamente hacia medianoche, ya que el volcán reserva algunas sorpresas durante esta caminata nocturna. Solo conguía, podrás ascender los cerca de diez kilómetros que te separan de la cima, que se eleva a 2386 metros de altitud. Tardarás unas tres o cuatro horas desde la ciudad de Banyuwanji. Además de admirar las estrellas que parecen marcar el camino a los excursionistas, podrás maravillarse con el amanecer y el magnífico paisaje visible desde la cima del volcán Ijen.

La larga caminata tiene su recompensa. Al llegar, podrás contemplar las suaves llamas azules que emanan del volcán a medida que se escapa el azufre. La imágen parece salida de una película de ciencia ficción.

Un poco más abajo, justo al borde del lago, se encuentra el solfatare, un terreno volcánico del que expide azufre que se transforma en mineral amarillo.

Con la salida del sol la cara de Kawah Ijen cambia. El lago turquesa se revela a los viajeros que esperan con impaciencia este espectáculo, e incluso es posible ver el resto de la isla los días que no está demasiado nublado. Lo malo es que un chapuzón está descartado. Este lago es el más ácido del mundo y hay que conformarse con contemplar su belleza desde la distancia. El mineral de azufre que se crea en las solfataras es recuperado por mineros que van y vienen al valle.

Toda la experiencia es sinceramente impresionante. De día, o de noche, el volcán Kawah Ijen muestra formas de la naturaleza poco habituales, lo cual hace de ésta una excursión aún más especial.