Este puente colgante sobre el vacío es uno de los más largos de Europa.

No se puede llegar al puente colgante de Geierlay en coche. Así que hay otra forma: haciendo senderismo. Hay varias rutas para llegar al enorme puente, pero te recomendamos que encuentres el punto de partida en Mörsdorf, un pueblo cercano al puente desde el que las rutas son bastante claras y precisas.

Si sigues las señales del camino o de la página web, podrás encontrar la pasarela con bastante facilidad, a pesar de los 10 kilómetros que hay que recorrer. El paseo dura unas 4 horas y forma parte de la experiencia. Es una oportunidad para pasear por un paisaje impresionante, disfrutando de la sombra del bosque en un caluroso día de verano. Y cuando la cima del bosque queda al descubierto, los excursionistas tienen acceso a impresionantes miradores.

Aunque la caminata merece la pena, no es nada comparado con la sorpresa que te espera al final: el puente colgante de Geierlay, ¡uno de los más largos de Europa! Con una longitud total de 360 metros, apenas podrás ver el final de la inmensa pasarela desde uno de sus extremos. Más vale no tener miedo a las alturas, ya que se eleva unos cien metros sobre el suelo. Pero que no cunda el pánico, es muy segura y hay muy poco riesgo de accidentes.

Son muchas las personas que se aventuran allí (más de un millón desde su inauguración en 2015) para disfrutar de la insólita experiencia de caminar casi por encima del vacío durante unos cientos de metros, pero si eso no te tienta, puedes conformarte con admirar la magnífica vista sobre el bosque que se extiende por debajo hasta donde alcanza la vista. En cualquier caso, es una experiencia inolvidable y, quién sabe, tal vez una buena oportunidad para enfrentar el miedo a las alturas.

Después de todas estas emociones, la aventura no ha terminado y puedes dedicar tiempo a descubrir los alrededores y conocer lo que hay en las cercanías.

En primer lugar, el pueblo de Treis Karden, a unos veinte minutos en coche del puente colgante. Lugar ideal para alojarse junto al puente, esta pequeña localidad del Mosela tiene todo el encanto de un típico municipio alemán. Con su pequeño puerto y sus vistas sobre las colinas circundantes, la ciudad es un remanso de paz. En verano está muy animada, con pequeñas fiestas y animación por las noches, donde podrás degustar deliciosas "curry-wurst" y otras especialidades locales.

En lo alto de la ciudad, incluso se puede divisar el castillo de Wildburg, un hermoso edificio restaurado que parece sacado de un cuento de hadas.