La iglesia de Fraumünster forma parte de una antigua abadía cuyo claustro y edificio abacial fueron destruidos a finales del siglo XIX. El complejo surgió en 853, cuando el rey Luis el Alemán decidió crear un lugar habitado por mujeres de la nobleza europea. Más tarde, el rey Enrique III confirió al convento una serie de privilegios: el claustro tuvo derecho a acuñar las monedas de Zúrich hasta el siglo XIII y se benefició de la recaudación de peajes.
