La llegada de las habas de cacao a Turín se remonta a la segunda mitad del siglo XVI. Se dice que el duque Emanuele Filiberto de Saboya lo introdujo en forma de bebida caliente: el famoso chocolate caliente. Esta lujosa bebida estaba reservada a la familia real y a la nobleza. Se consideraba tanto un manjar como un remedio. Los chocolateros italianos se convirtieron en virtuosos del arte de prepararlo y exportaron sus creaciones a todas las grandes cortes de Europa (Francia, Alemania, etc.).
