Es imposible hablar de Cannes sin evocar la Croisette y sus estrellas de cine. Capital francesa de la gran pantalla durante el mes de mayo, la ciudad sigue siendo sinónimo del glamour por excelencia. Los hoteles de lujo que se suceden en la Croisette representan el alma de esta ciudad, destino de moda desde el siglo XIX. A Cannes se viene a ver, pero sobre todo a ser visto, y con la cartera llena, si no, no vale la pena.
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Subir a lo alto del Suquet, el centro histórico de Cannes: una iglesia domina la ciudad con unas vistas impresionantes sobre el azul del mar.
Instalarse en uno de los bares de la Croisette, e incluso, por qué no, en el bar de uno de los hoteles importantes de Cannes. ¡Al menos una vez en la vida!
Si eres un apasionado del cine, no te puedes perder el Festival de Cannes y el magnífico espectáculo que conforman los preestrenos, el desfile por la escalinata de los actores y actrices y las fiestas en los establecimientos de la ciudad y los alrededores.
Si deseas visitar Cannes en primavera, mejor que evites el mes de mayo porque es cuando se celebra el Festival de Cannes y todos los hoteles de la ciudad están completos (y los precios, muy a menudo, «hinchados»). Si no tienes especial interés en ver a las estrellas de cine ni en vivir el bullicio que acompaña al Festival, mejor que escojas otro período del año para visitar Cannes.
Al igual que en toda la Costa Azul, tienes que pagar para aparcar. Si no, en el mejor de los casos, te espera una buena multa, o incluso una inmovilización del vehículo en el peor de los casos.
Las especialidades regionales que tienes que probar no son muchas, básicamente porque la mayoría de los restaurantes sirven una especie de cocina fusión (franco-italiana y oriental) internacional. Hay cantidad de restaurantes que preparan pescado, fresco en teoría, para que no te olvides de que la ciudad se encuentra a orillas del mar.
Lavanda, hierbas de Provenza y algunos bordados típicos. Sin embargo, cuidado con las falsificaciones para no encontrarte con la etiqueta de «Made in China».