Catalogada desde 1959, Capadocia contiene por sí sola más de 200 ciudades subterráneas. De ellas, Derinkuyu y Kaymakli son de las pocas abiertas al público. No es de extrañar que atraigan cada año a un gran número de curiosos para descubrir esta sorprendente forma de vida. Otras ciudades de la región también merecen una visita, como las imprescindibles Göreme, Uçhisar y Ürgüp.
Distribuidas en varios niveles, las diferentes estancias de estas ciudades están construidas en torno a pozos de ventilación que permiten la entrada de oxígeno en los sótanos, para evitar la muerte por asfixia. De hecho, cuanto más se adentra uno en los largos laberintos subterráneos, más se reducen los espacios y más escasea el aire fresco... Una experiencia extraña, que hay que vivir al menos una vez en la vida. Por razones de seguridad, pero también para preservar lugares únicos en el mundo, los niveles más bajos de estas ciudades subterráneas suelen estar cerrados al público.