Las erupciones volcánicas en la isla de Tenerife, el Teide, han sido un verdadero azote. La última se produjo en 1909. A medida que la lava del volcán fluía hacia el mar, se enfriaba lentamente, creando formas enrevesadas y extrañas. Cerca del mar, estas erupciones volcánicas han creado relieves que, con o sin ayuda de la erosión, ahora están llenos de agua.
